David Russell habla de sus primeras experiencias con la guitarra.

“Lo importante para un músico es seguir tocando siempre y no olvidarse de por qué empezó a tocar”

Entrevista realizada por Carlos Rosaleny Valls

El guitarrista clásico David Russell es mundialmente reconocido por su maestría musical y su habilidad como guitarrista. En 1997 fue nombrado Miembro de la Royal Academy of Music de Londres como reconocimiento a su gran talento y a su carrera internacional.

En el año 2005 fue ganador de un GRAMMY por su CD Aire Latino en la categoría de mejor solista instrumental en música clásica.

david russell 1Ha ganado numerosos concursos internacionales, entre los que cabe destacar el Concurso Andrés Segovia de Palma de Mallorca o el Concurso de guitarra de Benicasim.

David Russell pasa la mayor parte del año de gira por el mundo, apareciendo regularmente en prestigiosas salas de importantes ciudades, tales como Nueva York, Londres, Tokio, Los Ángeles, Madrid, Toronto o Roma.

Su discografía cuenta actualmente con 27 discos, entre los que podemos encontrar música de Tárrega, Barrios, Bach, Scarlatti, Giuliani, Rodrigo, entre otros.

Tras un concierto celebrado en Londres, Andrés Segovia escribió: “Enhorabuena por su musicalidad y técnica guitarrística”.

 

-¿Cómo fueron tus inicios como guitarrista? ¿Recuerdas tu primer concierto?
Empecé a tocar de niño. Recuerdo que ya estaba intentando tocar la guitarra cuando aun vivíamos en Escocia y yo tenía 6 años.
No me acuerdo de cuál fue mi primer concierto oficial. Yo solía tocar a menudo en la galería de arte de mis padres en Menorca desde joven.

-¿Hay algún concierto que recuerdes de manera especial?

Por supuesto que me acuerdo de muchos conciertos especiales: el primer concierto grande en Londres, el primero en Nueva York, etc.

Después hay otros conciertos que han sido especiales por otras razones. Uno que siempre me queda en la mente es cuando toqué para refugiados vietnamitas en un campo de acogida en Filipinas. El concierto fue en la plaza mayor del campamento, al aire libre. Había luna llena y 3 o 4 mil personas escuchando de pie. Yo agoté todo mi repertorio y el público no se movía de allí. El ambiente fue mágico. Lo recordaré siempre.

-¿Cómo ha cambiado la situación de la guitarra dentro del ámbito de la música clásica desde tus inicios?

Yo creo que la guitarra se ha ganado el respeto, porque las nuevas generaciones tienen un nivel muy alto y unos conocimientos musicales muy desarrollados.

-¿Con qué repertorio te sientes más identificado como guitarrista?

Disfruto de todos los periodos de la música clásica, cada uno de ellos con sus características propias.

-¿Qué consejo le darías a un estudiante que acabe de finalizar sus estudios superiores?

Lo importante para un músico es seguir tocando siempre y no olvidarse de por qué empezó a tocar su instrumento, no perder el entusiasmo. Es importante no descuidar la razón inicial por la que uno empezó a adentrarse en el mundo de la música.

Si tiene las posibilidades, me parece que es muy beneficioso hacer estudios avanzados en otros países, para abrir sus horizontes y conocimientos.

-¿Qué le recomendarías a un estudiante que quiera iniciarse como concertista? ¿Qué es lo que más valoras en un concertista?

Un concertista tiene que saber compartir la música con otros y transmitir las emociones que encuentra en la partitura. Para esto es necesario tener una habilidad superlativa en cuestión técnica, para apoyar su interpretación musical. También tiene que desarrollar el carisma necesario en un escenario para que su público se entregue a sus interpretaciones.

-¿Algún consejo para afrontar el miedo escénico?

Estar preparado. Antes de un concierto importante, hay que tocar para gente en lugares de menos presión, para que uno se vaya acostumbrando a la situación. La experiencia hace que uno sea más hábil en superar estas dificultades, pero debemos saber que muchos de los grandes solistas han sufrido de miedo escénico toda su vida. Yo diría que estos nervios se pueden convertir en energía positiva, para que uno toque con más emoción o garra e intentar que no sea una carga negativa que estropee nuestra interpretación.

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