ENTREVISTA A ESTHER PÉREZ SORIANO Finalista de la XXXIV edición del Premio de Jóvenes Compositores de la Fundación SGAE.

Por Cristian Romero González

Esther Pérez Soriano, natural de Yecla, Murcia, cuenta con formación como maestra y musicóloga obtenida en las ciudades de Alicante y Valencia. Actualmente, está matriculada en el Conservatorio Superior de Música de Valencia, donde combina sus estudios con su labor como docente.

Concursantes del 34º Premio de Jóvenes Compositores. ©Luis Camacho, Archivo Fundación SGAE

Fue seleccionada para participar en la VI Edición del Taller Ensems de Creación Sonora, colaborando con Héctor Parra y la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana. Asimismo, alcanzó la tercera posición en la 34ª edición del Premio de Jóvenes Compositores de la Fundación SGAE realizada en 2023.

La música creada por Esther ha sido interpretada por diversas agrupaciones, entre las que se destacan Neopercusión, SoXXI, Syntagma Piano Duo, Ensemble Mosaik y Antara Group. Además, ha contribuido en proyectos educativos como Sonuari y Pleasure Island.

P- Hola Esther. Es un placer tenerte entre nosotros. Tienes formación como maestra y musicóloga. ¿Desde el principio de tus estudios has sentido atracción por la composición o es algo que ha venido después?

R – Hola Cristian. Gracias a vosotros por la invitación. Pues, cuando estudié el profesional, estudié Magisterio y más tarde estudié Musicología, pero no pensaba en hacer Composición. Pero, porque ni siquiera me lo había planteado. Sí que, alguna vez cuando era pequeña o alguna vez, medio divirtiéndome y tal, había probado a componer algo, pero yo ni pensaba que me iba a dedicar ni me veía en ello.

Alguna vez he reflexionado sobre eso, y pienso que quizá haya sido por mi manera de ser, supongo, porque siempre he sido muy introvertida y también por la falta de referentes. Durante todos mis estudios profesionales y superiores de Musicología, no tenía referente de mujeres compositoras o incluso de compositores actuales que yo pudiera ver como referentes, ya que apenas estudié música del siglo XX-XXI y compositores vivos.

Pero cuando empecé a despertar la curiosidad de la composición fue al acabar Musicología. Me puse a hacer oposiciones para Magisterio y a trabajar como maestra. Ahí, comencé a estudiar piano moderno con clases particulares, y lo que me gustaba del piano y de esas clases era, sobre todo, cuando me ponía a hacer ejercicios de escalas o cogía pequeños motivos y los pasaba por diferentes armonías que inventaba yo. Poco a poco, eso se fue agrandando y luego pensaba: “bueno, pues voy a hacer como un pequeño tema o una pequeña canción”. Después, pensé en pasarlo a la partitura y hacerlo de una manera más reflexiva, y a partir de ahí, jugando, empecé a interesarme por la composición. Desde ese momento, fue a más y fue a más, y bueno, pues acabé estudiando composición. Por eso llegué tarde, por así decirlo, y sigo estudiando composición, pero empecé a hacerlo con 30 años.

P – ¿Puedes compartir un poco sobre tu proceso creativo? ¿Cómo comienzas a componer una pieza musical o escribir una obra? ¿Cuáles son tus principales influencias musicales o literarias en tu trabajo creativo?

R – Depende, depende de muchos factores, porque alguna vez he tenido que componer una obra que ya te daba un punto de partida, por así decirlo, y otras veces son mucho más libres. Sí, es cierto que casi siempre, no diré siempre, alguna reflexión de alguna idea me motiva o algo que me ha pasado en la vida me motiva a escribir, y casi siempre me ocurre eso. Otras veces es (…) “bueno, voy a hacer una obra” (…) y es el propio interés. Todo parte de la música y del sonido, por así decirlo, y en ocasiones también parte de una reflexión, pero luego eso me lleva al sonido y luego reflexionar sobre el sonido. Bueno, por ejemplo, en la obra de la SGAE fue un periodo de una experiencia personal y de escuchar el entorno en el que yo vivía, que era un barrio muy ruidoso, y a veces me ponía muy nerviosa, me generaba mucha ansiedad que nunca hubiera silencio.

Pero luego pensé: “Bueno, pues voy a escuchar, a ver qué ocurre aquí y cómo funciona el barrio”. Entonces, empecé a sacar algunas ideas de gestos o de motivos y a tratar el sonido que me envolvía. Luego lo fusioné de alguna manera con cosas personales que me habían pasado durante ese año. Y se convirtió en el motor, el impulso para escribir esa obra.

Casi siempre, en realidad, parto de ahí. Se me ocurre alguna idea o comienza alguna reflexión, o yo escucho algo que me inspira y se me ocurre como un punto de partida. Luego, a la hora de escribir, sí que tengo mucho dilema porque, por una parte, pienso que debería ser más metódica o sistemática a la hora de trabajar, pero, por otra parte, me parece muy divertido el tema de la incertidumbre y dejarme llevar un poco por la inspiración o por lo que siento en ese momento. Entonces, mi trabajo está ahora mismo, o yo creo que lo está, centrado en el equilibrio entre esas dos partes.

P- Ya que has comentado tu obra, Neighborhood, cuéntanos un poco más ¿Dentro de qué estilo o estilos compositivos la enmarcarías?

Concursantes y tribunal del 34º Premio de Jóvenes Compositores. © Luis Camacho, Archivo Fundación SGAE

R – No sé, eso es muy difícil. Me cuesta. No, no sé, no sabría cómo catalogarla. Porque, por una parte, podría decir “bueno, música contemporánea”, pero ¿eso qué es? Música contemporánea parece como un cajón donde meterlo todo. He reflexionado mucho sobre esto y le he dado muchas vueltas, pero otras veces pienso: no le voy a dar más vueltas, yo hago música y si a alguien le parece interesante hablar del estilo o lo que sea, pues que lo haga. Bueno, sí que es cierto que me siento muy atraída en general por la música que se hace actualmente, o hace unas décadas, y aunque obviamente no me gusta todo, cuando algo me gusta, me gusta mucho.

Buscar contrastes de ya no “simplemente” de la tensión y relajación con la armonía, sino también a través de del timbre. Buscando sonidos que se fusionen muy bien y crean una sonoridad muy rica. Y luego en otras ocasiones buscar el contraste para que haya un choque. Pero bueno, en general, yo lo hago de una manera bastante intuitiva, aunque intento pensar en ello también. Si que creo que si conozco el sistema o si conoces un poco como funciona físicamente el sonido, pues obviamente eso te ayuda, pero tiendo a hacerlo mucho desde la intuición y creo que es algo bueno. Pienso que es una parte que debería mejorar, pero al mismo tiempo tampoco quiero perder, y luego otro aspecto que me gustó muy, muy interesante, es que las obras me atraparan.

Luego, otro aspecto  interesante de las obras que me atrapan, es que están formalmente muy bien trabajadas. No sé si eso también es la raíz de los estudios, porque Voro, mi profesor, también le da mucha importancia a este tipo de cosas, pero yo creo que a mí también me ocurre que cuando una obra utiliza el material sonoro de manera hábil, está bien construida y me engancha. Hay compositores que lo consiguen a través de las matemáticas o muchos tipos de procesos, y yo lo hago un poco por intuición. Es decir, yo me imagino que estoy escuchando mi música y en qué momento necesito calma o en qué momento estoy perdiendo la atención y necesito un momento de tensión. Y esa es un poquito mi manera de trabajar.

P – ¿Te has presentado a algún otro concurso? ¿Cómo te preparas emocionalmente para actuar o presentar tu composición en una competición?

R – Bueno, sí que me había presentado a varios hace tiempo cuando empecé a componer, pero todavía no estudiaba. Respecto a prepararse para los concursos, en un concurso de composición no sé, no en un principio. Me pongo a componer como compondría para cualquier otro contexto o situación, no hay nada más.

Sé que en algunos hay que defender la obra o hacer una explicación, pero para este, creo que escribí para el concurso como si hubiera escrito cualquier tipo de obra, lo único que era para el concurso. El único requisito para este de la SGAE, por ejemplo, es que se requería un minuto de música.

P – ¿Qué nuevos proyectos tienes en mente o estás preparando actualmente?

R – Pues sí que estoy escribiendo. Por un lado, tengo un cuarteto, que se estrenará si todo sale bien. Y luego hay otro proyecto, pero no está tan desarrollado y tampoco quiero hablar mucho de este.  Además, sí que hay algún proyecto más con el conservatorio y con Bernat Cucarella, un ex-compañero de clase, que en su momento no salió.

P – Finalmente, ¿hay algún consejo o lección que hayas aprendido durante este concurso que quieras compartir con los aspirantes a compositores?

R – Pues una de las cosas más importantes que he aprendido a lo largo de estos cuatro años es que  compararse con otros, lo único que te hace es bloquearte, al menos eso es lo que me ocurre a mí. Intentar mirar y ver tu valía a través de lo que hacen otros es un error. O al menos en mi caso, lo veo totalmente absurdo, pero inevitablemente te pasa, y sobre todo en estos ámbitos. A mí esto me bloqueaba y me cortaba la creatividad.

Entonces, mi consejo para los futuros compositores es que disfruten componiendo, que no se comparen en ese sentido, pero que lo compartan con la gente y con otros compositores. También hay que relacionarse con otros compositores, obviamente, compartir e intercambiar, pero no compararse.

 

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