ENTREVISTA A FERNANDO PASCUAL. Catedrático de violín del CSMC, autor de la traducción crítica y estudio preliminar de EL PERFECTO MAESTRO DE CAPILLA, de J. Mattheson

Por Inés Martínez

Fernando Pascual, Catedrático de violín del Conservatorio Superior de música de Castellón, fue invitado al CSMV el pasado 22 de noviembre por motivo de las Jornadas de Musicología y Pedagogía. Participó de las jornadas ofreciéndonos una ponencia en la que nos presentaba su último trabajo de investigación: El perfecto maestro de capilla de J. Mattheson (1739), obra sobre la cual ha hecho una traducción crítica y elaborado un estudio preliminar.

Portada de El perfecto maestro de capilla vol.I Estudio preliminar

Dada la relevancia de su trabajo, hemos visto interesante hacerle una entrevista a la que tan amablemente se ha prestado.

P: Teniendo en cuenta que eres violinista, ¿qué fue lo que te llevó a interesarte por la musicología?

R: He visto la musicología siempre, y sigo viéndola, como una ciencia muy compleja, en la que concurren muchos saberes y muy distintos. Mi acercamiento a ella (si lo hay) es fruto de dos aficiones mías, la música práctica y la literatura, que sí considero como partes de mi formación profesional, pues cursé simultáneamente estudios superiores de violín y de filología alemana. La obra de Mattheson que he traducido ofrece gran interés desde los dos puntos de vista. Antes de volcarme en ella, por mi cuenta, había comenzado (y nunca terminado) varias traducciones de textos literarios alemanes; así que en el Capellmeister encontré una manera de aunar aquella querencia incipiente con el estudio de la música y, de paso, emprender un proyecto que podía ser útil a la comunidad musical de habla hispana.

Fernando Pascual, catedrático de violín del CSMC y autor de la publicación

P: ¿Cuáles son los mayores retos a los que te has encontrado sometido durante tu trabajo de investigación?

R: Uno de los objetivos de mi trabajo consistía en identificar el mayor número posible de ejemplos musicales, de entre los muchos que inserta Mattheson en su tratado sin citar nombres. No es una cuestión menor: a menudo esas citas vienen dadas por razones biográficas, ajenas a la exposición propiamente dicha, y solo hallándolas es posible leer el texto críticamente. Este objetivo se ha alcanzado solo en parte (aunque en grado bastante satisfactorio), tras una serie de búsquedas apasionantes y hallazgos reveladores. Por otra parte, el gran reto de cada texto matthesoniano es la gran cantidad de referencias a otras obras del mismo autor, que parecen invitarnos a desentrañar un ovillo infinito. El primer contacto con el Capellmeister puede resultar desconcertante si no se tiene constancia previa de su posición distinguida en la vasta producción del hamburgués: a cada renglón nos topamos con una cita de los tres volúmenes del Orchestre, de la Critica Musica, del Musicalischer Patriot, de la Organisten-Probe o de las obras sobre música de Niedt, Beer, Heinichen, Walther, Printz. Ahí radica seguramente uno de los principales valores del Capellmeister:el de abrir de par en par una puerta al ancho campo de la teoría musical alemana de los siglos XVII y XVIII.

Portada de El perfecto maestro de capilla vol.II. Traducción crítica

P: ¿Qué metodología de trabajo has utilizado para llevar a cabo tu trabajo de investigación?

R: En primer lugar, no habiendo más limitación que los plazos de tiempo previstos para su entrega, se trató de delimitar exactamente el campo de estudio y establecer un calendario de trabajo que contemplara una fase para la traducción, otra para la redacción del estudio preliminar y otra, posiblemente solapada con las anteriores, para la revisión del conjunto. Tratándose de una obra cuya primera edición se ha conservado perfectamente y de la que, además, existe una nueva edición muy cuidada, no fue necesario acudir a fuentes de archivo para la traducción; en cambio, para elaborar el estudio sí fue muy útil consultar las partituras manuscritas de Mattheson (en su mayoría, inéditas) que se conservan en la Universitäts- und Staatsbibliothek de Hamburgo. Por otra parte, la traducción y transcripción de textos literarios y musicales se han llevado a cabo siguiendo pautas estrictas (en algunos casos, autoimpuestas) que quizá no sea oportuno detallar aquí, pero que vienen resumidas en un apartado del primer volumen de mi edición.

P: ¿Que aportará el tratado El perfecto maestro de capilla a la musicología? ¿Por qué consideras que ha sido necesaria su traducción y publicación?

R: El Capellmeister es una herramienta fundamental para estudiar la música escrita en la primera mitad del XVIII. Su aportación más decisiva al músico de hoy no radica quizá (o no solo) en una serie de prescripciones determinadas sobre ejecución o composición, sino en la plasmación de un modo de entender el ejercicio profesional y la propia naturaleza de la música. No es exagerado decir que el Capellmeister se encuentra, seguramente, entre las tres o cuatro obras más citadas en la literatura secundaria sobre música del período barroco e incluso sobre retórica musical tratada diacrónicamente. Por si esto fuera poco, creo sinceramente que la obra tiene muchas cosas importantes, ingeniosas y bellas que decir a cualquier lector curioso, no necesariamente musicólogo. A mi juicio, la mera reivindicación o recuperación de su autor para la comunidad hispanohablante justifica sobradamente la publicación de este monumento musical y literario. Hoy, cuando parece que todo aprendizaje debe venir legitimado por su aplicación práctica, la voz de Mattheson devuelve cierto sosiego, cierto gusto por el saber gratuito y suntuario. Echar raíces en el estudio de sus textos es alimentarse del mismo rico sustrato que los alimenta.

 

 

 

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