CD: “LECTURAS DE NAVIDAD”, obras de Miguel Álvarez Argudo

Título: LECTURAS DE NAVIDAD

Intérprete: Miguel Álvarez Argudo, piano

Textos: Manuel Argudo Álvarez

Distribuidor: Alvarez Argudo Stage

Lugar y año de publicación: Valencia, 2020

                                                                                                   

Por Carlos Barbé Gonzálvez

Existe una famosa frase de Kandinsky que reza lo siguiente: “Toda obra de arte es hija de su tiempo”. En cierto modo, no podemos obviar que la naturaleza de la sociedad en la que vivimos es la que se ve de un modo más abstracto o más figurativo, reflejada en toda creación artística. La crítica social a veces tan sutil de Mozart en sus óperas, el espíritu de la revolución francesa en la música de Devienne o la valiente (o insensata) provocación política por momentos tan evidente en las obras de Schostakowitsch son ejemplos de ello.

Pero estamos en el siglo XXI, y parece que es su propia sociedad la que busca darse la espalda. La poderosa inercia del Romanticismo contagia (permítanme el término, pese a los tiempos que corren) a todo aquel que experimenta su poderoso carácter dinámico. Vivimos tiempos frenéticos. La inmediatez de nuestra particular y moderna circunstancia es algo que olvidamos con relativa facilidad y que influye en nuestra forma de ver el mundo de manera constante e inevitable. No solo la inmediatez, sino también los muchos y diversos factores que caracterizan a nuestro tiempo, como el creciente auge de la informática y de las nuevas tecnologías, o los nuevos manifiestos sociales y políticos que se devienen, contribuyen irremediablemente en nuestra percepción de todo aquello que nos rodea y como no puede ser de otro modo, también se reflejan en nuestras expresiones artísticas. Pero esa poderosa fuerza del espíritu romántico, que impregna la literatura, el cine, y casi todas las formas de arte “popular” parece haber detenido el tiempo en su propio y preciso instante. Como si llegados a un punto de la “evolución” se hubiera tomado el camino de la “revolución”.

Alvarez Argudo nos presenta un disco que recoge en términos generales la esencia ideal de la música. Se pueden leer títulos como “tiempo de navidad” o “la fuerza del amor”, y también se reconocen con facilidad temas populares de villancicos bien conocidos de todo el mundo, e incluso un humilde homenaje a Brahms (como cita textual a las variaciones Brahms-Paganini), entre otros que invito al oyente a descubrir. Y uno al escucharlo, no puede parar de preguntarse cómo es posible que a tales melodías les cuadren según qué procesos. El compositor tiene mucho que decir y sabe exactamente cómo hacerlo haciendo justicia a aquello que Rossini dijo sabiamente a Wagner: “la música es de todas las artes, (dada su esencia ideal) la que más y mejor expuesta está a las transformaciones”, y me gustaría impulsar la genuina idea de Miguel a través de este concepto. ¿De qué forma describe el compositor todo aquello que cifra y traduce su música? ¿Qué dice esta colección de obras del mundo en el que vivimos? Sí que me gustaría apuntar que los buenos compositores a lo largo de la historia, han conseguido integrar en su obra, los muchos elementos del “mundo en el que vivían”. Bach mediante la Suite, Bartók con el folklore popular, Liszt con el bel canto tan bien transcrito al piano, Tschaikowsky… Infinidad de compositores han logrado aunar en su obra elementos propios y característicos de todo el mundo. El carácter unificador que se circunscribe ontológicamente al hecho de comprender en una misma obra tantos y diversos elementos, hace de esa música algo que siempre ha estado dedicado a literalmente “todo el mundo”.

No es distinta la intención de Miguel Alvarez Argudo. Quizá no de una forma tan evidente se pueden percibir los lugares de procedencia de tantos y tan variados recursos, pero de nuevo, es este mundo y su globalización el que aquí se ve reflejado. Miguel integra procesos propios del jazz y del estilo clásico, del contrapunto y de la melodía acompañada y herramientas del piano contemporáneo. E incluso de la sintaxis armónica que se deriva de las funciones tonales a la vez que busca las sonoridades de acordes que podríamos encontrar cifrados en cualquier página del Real Book. Y esta autenticidad, es lo que hace a esta música ser hija de su tiempo. Sin artificio, sin pretensión, con transparencia, sinceridad y honestidad. Una música del siglo XXI, de un músico del siglo XXI y para el público del siglo XXI. Y en cierto modo, es hasta curioso (o no tanto si lo pensamos bien) que nuestro compositor consiga algo que casi no cabe esperarse de un músico de este tiempo: La compleción. Que un músico fuere capaz de tocar y componer es algo que era habitual hace más de 100 años, pero no hoy en día. La creación y la composición son hoy una disciplina tan especializada como lo es la ejecución instrumental y la interpretación, por lo que no es tan habitual encontrar un músico capaz de tocar y de crear con igualdad de recursos tal y como lo eran capaces de hacer los compositores representantes de lo que en opinión de muchos fueron los siglos dorados de la producción musical (y artística), y la mejor evidencia que tenemos de que eso es así, es que tanto el público más docto como el más diletante, será capaz de entender de forma retórica, figurada, literal y dialéctica todo cuanto está contenido en estas 6 modestas lecturas, así como en los 16 textos que los acompañan.

Igualmente artista es su primo Manuel Argudo quien coopera con la música de Alvarez Argudo a través de 15 poemas (+ 1 “Mi pueblo” dedicado a Garaballa, municipio Conquense que tanto significa para ambos). Estos quince (dieciséis) poemas que Miguel ha seleccionado para completar la entrega, son una forma de arte muy personal, pero de una naturaleza tan instintivamente humana que a cualquiera podrían conmover. Estos poemas, escritos entre los años 2019 y 2020 recogen como cita el propio Miguel en la introducción, la Navidad y la trascendencia de la vida y la sociedad. La poesía de Manuel no alberga un subtexto sujeto a interpretación, ni juega con el doble sentido, o con herramientas literarias complejas. La poesía de Manuel Argudo es clara, cercana y humilde y perpetua. Es una poesía atemporal, que como la música a la que acompaña (¿o es la música la que acompaña a los poemas?) recoge los temas presentes en el natural impulso vital y humano de una manera tan esencial que daría igual haber leído estos poemas hace 20 años que leerlos dentro de otros 20. No pretende nada más que llegar a todos por igual, su estructura está cuidada, sus frases están pensadas y sus rimas, aunque no son fáciles, sí que son sencillas, y eso es muy admirable cuando lo miramos a través del prisma de nuestro siglo, donde en lo que más nos vemos envueltos es en complicarnos (innecesariamente) la vida.

Miguel y su primo Manuel se han reunido en forma de disco y libreto para compartir su visión del mundo y para conversar con nosotros mediante la evocación de nuestro lado más fraternalmente humano y de nuestra esencia más valiosa. Y no puedo sino entender y agradecer que sea en definitiva, la mejor lectura de Navidad que nos pueden haber hecho.

 

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*