Por Daniel de la Rosa Oliva
Tras la gran incertidumbre de la pandemia, muchos de nosotros no sabíamos si finalmente se podía realizar la movilidad ERASMUS. Gracias a la buena situación sanitaria, muchos de nosotros pudimos trasladarnos a nuestras nuevas estancias.
En mi caso, me trasladé a Varsovia (Polonia) y estudié en la Universidad de Música Frederick Chopin. Soy violonchelista y tras pocos días de estancia y recibir un par de clases, llegó a mi mente una frase: ¿por qué no me vine antes? Fue tan grande el avance profesional en tan pocos días que, si hubiera realizado el Erasmus antes, hubiera intentado cambiar el expediente a esta universidad. La gran admiración que tienen al arte musical en este país es mas que evidente y queda reflejado en la cantidad de proyectos para músicos que hay en toda Polonia.
Había muy buena camaradería con los diferentes compañeros de otros países: italianos, croatas, rumanos, turcos, etc. etc. La ciudad, lamentablemente, cerró todo el ocio a mediados de noviembre debido a un amplio repunte de casos en Polonia, pero esto no impidió a mí y a mis compañeros descubrir lo maravillosa que es esta ciudad. En el mes de mayo volvieron a abrir todo, por lo que tuvimos unos días para descubrir la verdadera Varsovia. Además, pudimos viajar y ver otras ciudades del país como Gdansk o Torun.
También cabe destacar la gente de la ciudad y estudiantes y profesores polacos que desde el primer día nos acogieron con los brazos abiertos. Sin duda, me llevo a grandes profesionales conmigo, además de grandes compañeros y una maravillosa familia creada en estos días. No dudaría ni un momento en volver a vivir esta grandísima experiencia.
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