Por María Prats Escriche
El pasado 27 de febrero tuvo lugar en la biblioteca del Conservatorio una charla a cargo de la gestora cultural y soprano Marisol Boullosa acerca de los distintos caminos que puede tomar el futuro profesional de los recién egresados de enseñanzas artísticas superiores.
Si bien la charla estaba orientada al alumnado del departamento de canto, el perfil interdisciplinar de la ponente y el tema tratado resultaron de gran interés para la comunidad estudiantil del conservatorio en general.
En primer lugar, Boullosa se interesó por la motivación que nos había llevado a los allí presentes a estar cursando estudios musicales superiores. Quería saber si había un origen vocacional innato o si eran otros los motivos que nos habían traído hasta aquí; resultando una mayoría de estudiantes vocacionales. A continuación, la sesión, que se iba adentrando en la investigación de campo, se centró en explorar el futuro de los asistentes; cuáles eran nuestros planes futuros a corto y medio plazo o nuestro empleo ideal, mediante una encuesta en línea. Cabe destacar las conclusiones de la misma, pues, aunque los asistentes éramos estudiantes de canto, ya sea del grado de interpretación, del de pedagogía o del máster de interpretación operística, los resultados son extrapolables a la realidad del alumnado general. La mayoría de las respuestas mostraban un alumnado deseoso de ser solista profesional, concretamente en este caso, en producciones operísticas profesionales.
A la vista de los resultados, Marisol Boullosa trató de hacer una toma de consciencia colectiva acerca de la realidad de la música profesional en el ámbito de la interpretación. Y es que la oferta no es suficientemente grande como para acoger a tantos como son egresados de los conservatorios superiores.
Está claro que el mercado laboral tiene ciertas limitaciones, la oferta musical profesional es limitada. Entonces, se plantea la siguiente cuestión, ¿está el sistema educativo orientado a generar titulados frustrados? La mayoría de los estudiantes de enseñanzas musicales superiores llegaron hasta aquí movidos por la vocación, pero este tan largo e intenso proceso de formación y maduración artística que comienza para muchos de nosotros en la primera infancia y que, aunque puede alargarse hasta el doctorado, en realidad nunca llega a concluir, puede avocar a muchos a un futuro laboral lleno de frustración; intérpretes frustrados que desempeñan labores docentes, concertistas y solistas frustrados tocando o cantando en agrupaciones, etc.
Boullosa quiso destacar que los estudiantes deben ser conscientes de que existen múltiples opciones profesionales válidas, desde la investigación o la docencia a la que, en ocasiones se plantea como única opción; la interpretación. A este respecto, la ponente insistió en que existen diversos caminos dentro del mundo de la interpretación: el que para muchos se postula como el ideal, como concertista, la interpretación como parte de agrupaciones (orquestas sinfónicas, bandas, big bands, coros) o el emprendimiento de proyectos propios.
Así pues, los y las estudiantes debemos alinear nuestros objetivos con nuestras acciones y posibilidades reales y en este aspecto resulta de gran importancia nuestra imagen y marca personal. Boullosa concluyó que, tanto si se recurre a un agente o a una agencia de representación artística como si se opta por funcionar de manera autónoma, debemos trabajar en mantener un portafolio artístico representativo y actualizado en el que quede plasmada nuestra formación y experiencia artística. Así, además de un currículum vitae, debemos tener diferentes versiones de nuestra biografía (breve, estándar y libre o extensa) para poder escoger la más adecuada para cada finalidad (programas de mano, cartas de presentación, páginas web), material audiovisual y fotográfico y fichas de audición que conformarán nuestro portafolio artístico. Este portafolio debe estar abierto a ser modificado para enfatizar aquellos aspectos que más relacionados estén con el proyecto o puesto al que queramos acceder, pues según Marisol es imperativo destacar nuestra elegibilidad y adecuación al objetivo que queramos alcanzar. En paralelo al portafolio, Boullosa recomendaba cuidar mucho nuestra presencia en Internet, en general, y en las redes sociales, en particular; cuidar nuestra imagen y marca personal para tratar de destacar como diferentes y lograr ser recordados por aquellas personas en cuyas manos está nuestro trabajo.
Para cerrar este artículo, del mismo modo que Marisol Boullosa hizo con su presentación, citaremos a Ludwig Van Beethoven, recordando que en el trabajo está la clave del éxito, pues “el genio se compone del 2% de talento y del 98% de perseverante aplicación”.
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