LIBRO: “NIETZSCHE CONTRA WAGNER”

 

Título: Nietzsche contra Wagner

Autor: F. Nietzsche

Edición de Giorgio Colli y Mazzino Montinari

Editorial:  Ediciones Siruela, 1970

ISBN: 84-788478-602-8

 

 

 

 

Por Iris Almenara

El tema principal de esta obra es un profundo análisis metafísico del concepto de: música, artista, oyente y una crítica a la figura de Wagner como compositor.

La filosofía vitalista de Nietzsche analiza la figura del músico como artista, y critica de manera severa al músico anti-natural, al músico farsante ayudado por una gran puesta en escena que deja de ser músico para convertirse en un actor, y así por consiguiente en mentiroso.  Así dice: ‘… hoy el músico se está volviendo actor, y cada vez más su arte se desarrollará como talento para mentir…

El vitalismo propuesto por Nietzsche es severo frente a la religión. La propuesta del vitalismo es una propuesta hacia la naturaleza y libertad del hombre, hacia el optimismo y en contra de la falsa moral que reprime o engaña proponiendo la salvación, la creación de un más allá o la redención. Justamente por ello es Nietzsche tan duro al criticar a Wagner. ‘El arte de Wagner es enfermo, por eso atrae a débiles y exhaustos…’‘Hoy sólo se hace dinero con música enferma; nuestros grandes teatros viven de Wagner’

Para Nietzsche, Wagner y su música forman parte de la decadencia y la falsedad, puesto que Nietzsche analiza detalladamente a las obras de Wagner y descubre en ellas una serie de moralejas anti-vitalistas a favor de moral represiva y artificial. Por consiguiente, crítica a los oyentes (público alemán y francés) por ser cómplices de la decadencia wagneriana  que engaña y hace enfermar. También Nietzsche analiza la mala interpretación de Wagner hacia el poeta Goethe.

Según Nietzsche, la música tiene la capacidad de variar el estado de ánimo, y elogia a Bizet por su ópera Carmen, en la que este compositor adopta una postura naturalista frente a la vida y al amor, al contrario que los dramas Wagnerianos que representan el pathos filosófico. ‘ Wagner, el actor, es un tirano, su pathos desbarata cualquier gusto…’

El artista de la décadence como lo llamaba Nietzsche, se vio influenciado por el filósofo de la décadence: Schopenhauer, autor por excelencia del romanticismo, que plasmaba todo el sufrimiento del ser y formaba un bucle alrededor del tormento existencial. En las composiciones de Wagner esto se plasma fielmente y además se apoya en la mitología para disfrazar una moraleja cristiana: la redención. El concepto de redención es lo más criticado por Nietzsche. ‘Hasta que el filósofo de la décadence no se lo dio, el artista de la décadence no se tuvo…Wagner tenía la actitud de los décadents: la compasión…’

En referencia a aspectos más estéticos, Nietzsche afirma que las composiciones musicales de Wagner no son más que un disfraz escénico vendido al drama, puesto que no era músico por instinto ya que solo buscaba el ‘efecto’, la ‘idea’. En su opinión, eran composiciones realizadas por fragmentos dispersos, no sabía crear un conjunto e incluso sólo se basaba en la degeneración del sentido rítmico y, con sus obras, difamaba la vida y corrompía a los jóvenes con la ‘idea’ de redención, salvación… Además, añade que Wagner no buscaba el sonido sino el gesto, la mentira. ‘Wagner no era músico por instinto por eso necesitaba una retórica teatral…’

Al mismo tiempo compara la figura de Wagner con la de los filósofos que hasta ahora se habían regido por las mentiras o falsedades de la filosofía antigua o la moral cristiana. ‘El caso Wagner es un caso de azar afortunado para el filosofo…’ Las objeciones de Nietzsche a la música de Wagner eran fisiológicas, puesto que la música de este compositor causaba efectos nocivos en Nietzsche, ya que éste sólo buscaba en la música reposo, serenidad. Y además Nietzsche no deja de hacer referencia a su anti-teatralidad, puesto que lo considera el arte hacia las masas que únicamente busca el éxito y volvía al oyente o espectador un fariseo, idiota, parte del rebaño, wagneriano.

Nietzsche expone que lo que desea de la música es serenidad y plenitud. Así el autor analiza lo que la ‘música antigua’ perseguía, que era bailar. Pero Wagner se encontraba dentro de la ‘música moderna’ (que buscaba ‘la melodía infinita’), justamente la pretensión de la melodía infinita era romper el equilibrio del tiempo y la intensidad, una música que rompía el ritmo y se apoyaba únicamente en la escenografía plástica.

… la melodía infinita a un oído más antiguo le suena a paradoja y blasfemia rítmica.. Lo expressivo a cualquier precio, la música reducida a la servidumbre, a la esclavitud de la pose: eso si que es el final.. ’

Llegados a este punto de la crítica, Nietzsche expone que el arte y la filosofía son un remedio o alivio de la vida, y que llevan implícitamente un dolor y un doliente. Distingue dos clases de dolientes: unos que parecen de exceso vital y quieren una cultura dionisíca; y por contra posición otros que padecen de miseria vital y exigen paz, calma o embriaguez y aturdimiento. Éstos últimos lo único que desean es vengarse de la vida y negar la vitalidad como Wagner y Schopenhauer.

 

Predicar la castidad queda como instigación a ir en contra de la naturaleza: yo abomino de cualquiera que no sienta el Parsifal como un atentado a la moral.’

 

Al final de esta inmensa crítica y análisis metafísico se encuentra un Apéndice añadido por Nietzsche que son unos textos escritos por Richard Wagner, donde el compositor expone su definición de música y otros conceptos anteriormente criticados por Nietzsche como por ejemplo: ‘la música es mujer’,  la redención, la moda, el espíritu, la influencia cristiana, la influencia de Beethoven, de Goethe y la moral que encierra el personaje de Margarita y Fausto, que se asemeja al concepto de música para Wagner.

 

 

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