O CÓMO DISFRUTAR DE UN CONCIERTO
Albert Nieto
El libro contiene 499 fragmentos de vídeo de reconocidos intérpretes que ilustran las 132 páginas de que consta, y ha sido prologado por José Luis García del Busto, musicólogo, crítico musical y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El libro es asequible para cualquier aficionado a la música, de la que podrá disfrutar a través de 499 atractivos y aleccionadores vídeos de destacados músicos, como son Zimerman, Brendel, Pollini, Lang Lang, Bernstein, Rattle, Rostropovich, Vengerov, Cecilia Bartoli, Philippe Jaroussky, o los españoles Javier Perianes, Judith Jáuregui o Asier Polo, entre muchos otros.
El libro quiere mostrar la importancia del gesto del músico para reforzar el carácter musical e incrementar la comunicación con el público, y que éste pueda disfrutar más de la música en comparación con la que se puede escuchar en un disco.
En el libro también su muestran ciertas tendencias de la música clásica, como son el uso de la escenografía, el acercamiento al humor y la fusión con otros géneros: pop, folk, jazz, flamenco, recital poético y la danza. Desde el momento en que está en un escenario, el músico es un actor más.
Mi interés por el gesto expresivo surgió al ver a algunos alumnos y profesionales excesivamente preocupados por las dificultades técnicas. En ocasiones, con su vista fijada en la partitura, no eran capaces de permitir a su cuerpo que expresara libremente los diferentes caracteres de la música que interpretaban, especialmente en obras alegres o lúdicas. Afortunadamente, vemos que la actitud de los músicos va cambiando, y no dudan en manifestar abiertamente su alegría cuando la música lo requiere. Por ejemplo, el clarinetista Martin Fröst junto a la Orquesta del Festival de Verbiers. Fröst, con su clarinete, no puede sonreír, pero sí que lo hacen los demás músicos, especialmente el concertino.
https://www.youtube.com/watch?v=O_JkhFuzEoo
También podemos comprobar el placer que produce ver a un coro tan risueño y alegre cantar las seguidillas de La verbena de la paloma de Tomás Bretón, propiciado porque la mayoría de sus componentes prescinden de la partitura, lo que les permite una comunicación visual directa con el público y una complicidad visual y gestual entre los géneros masculino y femenino del coro.
https://www.youtube.com/watch?v=GXPdehZgY8U
Una tendencia de la música clásica es que los músicos dialoguen gestualmente entre ellos cuando lo requiere la música. Lo hace magníficamente el Dúo del Valle, en la modalidad de “piano a cuatro manos” al interpretar “A la gallinita ciega” de “Juegos de niños” de Bizet.
Grandes virtuosos de su instrumento han optado por hacer reír al público a través de la música. El violinista ruso Igudesman y el pianista británico Joo han colaborado en varios sketches con músicos de la talla de las violinistas Janine Jansen y Viktoria Mullova. Se puede destacar la pieza Where is the remote controle? con la colaboración de la orquesta “Kremerata báltica”, que dirige el violinista Guidon Kremer.
Es evidente que los directores de orquesta y los cantantes, al igual que un bailarín o un actor, son los intérpretes que tienen mayores posibilidades gestuales ya que disponen libremente de todo su cuerpo, en especial de sus dos brazos, que están casi siempre coartados en los demás instrumentistas. El rostro puede tener unas posibilidades expresivas enormes, como nos lo muestra el director de orquesta Leonard Bernstein al dirigir sólo con él el 4º movimiento de la sinfonía nº88 de Haydn.
La música está llena de contrastes, y podemos ver cómo el pianista Krystian Zimerman se sorprende con el falso final de la Sonata K.330 de Mozart, quedándose paralizado por unos instantes y, “jugando” con el público, le hace saber que no pasa nada y que ahora llega por fin el final.
https://www.youtube.com/watch?v=iDuN_xwSBQM
Hay composiciones donde la finalidad es recrear el gesto, como es Musique de table (Música de mesa) de Thierry de Mey, donde prevalece la expresividad de las manos, https://www.youtube.com/watch?v=0n2qWeMLqKc; y ha influido, por ejemplo, en el grupo Mayumana, quien añade además un toque de humor a su pieza Cuatro chicos en una mesa.
En definitiva, lo reseñado es una pequeña muestra de la casuística de muchos intérpretes que hacen de la música ese vehículo transmisor de sensaciones y emociones a través del gesto para que el receptor disfrute al máximo del mensaje artístico que se encierra en toda obra musical, y que asista en primera persona a ese proceso mágico que se puede denominar “el espíritu del directo”.
Pianista y Doctor en Música, Albert Nieto es autor de cuatro libros de técnica pianística y de una edición crítica de Iberia de Isaac Albéniz. Ha realizado numerosas grabaciones (13 CDs), destacando la Suite Iberia de Albéniz. Desarrolla una amplia actividad artística como concertista y como conferenciante, y ejerce su labor pedagógica como Profesor especialista de Piano en el Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha, en Albacete.
Dejar una contestacion