Por José Miguel Sanz García
La estatua de Beethoven recibe al visitante que se adentra en el Conservatorio San Pietro a Maiella de Nápoles. Ubicada en el centro de un hermoso claustro, la mirada pronto descubre que está entre unos muros testigos de una larga historia y tradición. El Conservatorio, fundado y consolidado entre los años 1806 y 1807, ocupa las estancias de un antiguo monasterio desde 1826. Como puede leerse en una placa a la entrada del centro:
«Questo antico edificio, già venerabile convento dei padri celestini di San Pietro a Majella nel 1826 per volontà di Francesco re delle Due Sicilie fu destinato ad accogliere la gloriosa scuola napoletana ed a conservare le preziose testimonianze degli antichi conservatori dei Poveri di Gesù Cristo, Santa Maria di Loreto, Sant’Onofrio a Capuana, Pietà dei Turchini».
Cuatro conservatorios reflejo de una historia que puso a Nápoles entre las capitales musicales del settecento, con figuras como Alessandro Scarlatti (1660-1725), Gaetano Veneziano (1665-1716), Nicola Fago (1677-1745), Leonardo Leo (1694-1744), Nicola Logroscino (1698-1765), Domenico Sacarlatti (1685-1757), Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736), Niccolò Jommelli (1714-1774), Niccolò Piccini (1728-1800),… y un largo etc.
Auge que se evidencia en la ampulosidad ilustrada de museos como el Real Museo Borbónico, el Museo de Capodimonte, y teatros como el San Carlo, contruidos por el rey Borbón Carlos VII (tras 1759, Carlos III de España).
Leer reseña completa: Reseña Erasmus + JMSanz Nápoles 2022
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