CONCIERTO DE LA YEHUDI MENUHIN SCHOOL ORCHESTRA. Una auténtica “lección de vida”.

 

  Por Noelia Bojó Molina

 

A las 19:00 horas del pasado 24 de octubre de 2018 tuvo lugar en el Auditorio del Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo” de Valencia la fantástica actuación de la Yehudi Menuhin School Orchestra, con Òscar Colomina i Bosch, antiguo alumno del centro, como director de la formación. Este concierto forma parte de la primera gira de esta agrupación por España, la cual incluye también ciudades como Madrid, Zaragoza y  El Vendrell.

 

Yehudi Menuhin fundó su escuela en 1963 en Surrey, Inglaterra. Consideraba la práctica del repertorio orquestal como una parte vital de la formación musical y dirigía esta orquesta de manera frecuente. La agrupación ha colaborado con músicos insignes como Mtislav Rostropovich, Andras Schiff, Vladimir Ashkenazy, Heinrich Schiff, Nicola Benedetti, Alina Ibragimova y Nikolai Schneider. También actúa regularmente en el “Festival Internacional de Gstaad” (Suiza) y en numerosos festivales europeos y en el Reino Unido.

 

Los jóvenes intérpretes de la Yehudi Menuhin School Orchestra, ofrecieron tal despliegue de arte, seguridad en el escenario y tablas que nadie hubiera dicho que sus edades oscilaban entre los 14 y los 19 años, ya que tocaron como si de músicos maduros y profesionales se tratara.

 

Por otro lado, cabe destacar la variedad étnica que conforma esta orquesta, tal y como su fundador pretendía, pues la escuela Yehudi Menuhin trata de ofrecer el ambiente y la docencia ideal para que jóvenes músicos de todo el mundo, con un talento especial, puedan desarrollar su potencial y llegar al máximo nivel interpretativo, dentro de una educación holística. En este punto, cabe destacar la visible labor pedagógica que se lleva a cabo en la orquesta, ya que como se pudo ver en el concierto, los puestos en los atriles no son fijos y, dependiendo de la obra, varía la distribución de los músicos.  Más aún, no hay un concertino fijo. Esto, y el hecho de que el director deja de dirigir a sus músicos cuando estos realizan solos o cuartetos solistas denota la plena confianza que Òscar Colomina tiene en el nivel interpretativo de sus músicos.

 

Poniendo ya toda la atención en el concierto, debo decir que cuando el espectador llega al teatro, se sienta en su butaca y lee el programa ya se queda un tanto perplejo, pues el repertorio que se le presenta es de alta exigencia para alumnos tan jóvenes. A pesar de ello, desde la primera nota hasta la última, la orquesta proyectó muchísima seguridad, una gran técnica y la sensibilidad propia de una orquesta profesional. Cabe destacar, por otro lado, que el repertorio elegido no era cosa del azar sino que se trataba de piezas con las que se pretende conmemorar el centenario del armisticio que dio fin a la Primera Guerra Mundial.

 

Por otro lado, el orden del programa estuvo muy bien pensado. La primera parte empezó con la adaptación para cuerda de La oración del Torero de Joaquín Turina, obra española que resulta perfecta para abrir boca en su gira por España. A esta obra le siguieron dos piezas de compositores ingleses: la Elegía Op. 15 de Herbert Howells y la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis de Ralph Vaughan Williams. Ambas obras fueron interpretadas extraordinariamente y por su parte la elegía ofreció la oportunidad de escuchar al maravilloso solista chino de diecisiete años Tianyou Ma, ganador del 4º Premio en la Menuhin International Violin Competition.  Por último, la primera parte cerró con Ralph Vaughan Williams, cuya disposición de la orquesta con el objetivo final de imitar a un órgano hizo que todos los intérpretes, en algún momento, tuvieran un papel relevante en la obra, bien como cuarteto de solistas o como sección solista.

 

La segunda parte del programa se dedicó por completo a una pieza, la orquestación que Mahler realizó del Cuarteto D810 La muerte y la doncella de Franz Peter Schubert. Esta parte fue el plato fuerte del programa. La orquesta realizó una interpretación de la obra que llegó a poner los pelos de punta a los oyentes. Fue una interpretación tan valorada por el público que al final estalló en un unánime y atronador aplauso, con todos los asistentes al concierto puestos en pie. Este entusiasmo del público fue devuelto en forma de bis con el Cant dels Ocells, la cual resultó de nuevo una interpretación estelar tanto por parte de la orquesta como del violonchelo solista.

 

Se trató, por tanto, de un concierto que no dejó indiferente a nadie y tanto profesores, como alumnos del conservatorio e invitados externos al centro, pudieron disfrutar de un recital que en nada desmerece a cualquier concierto de una gran orquesta profesional. Una velada redonda en todos los aspectos, con un concierto digno de una orquesta que por algo porta como estandarte el nombre de Yehudi Menuhin.

 

https://www.menuhinschool.co.uk

 

 

 

 

 

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