Por Álvaro de la Cruz
El pasado martes 28 de enero de 2020 a las 19:00h, tuvo lugar un concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo de Valencia en el Auditorio de dicho centro. El concierto fue dirigido (a excepción de una pieza) por el catedrático de Dirección de Orquesta del centro: Adolfo Ramírez Ivorra.
El programa del concierto se dividió en dos partes. La primera de ellas estaba constituida por dos conciertos solistas, permitiendo así a dos alumnos del centro demostrar su calidad como intérpretes; y la segunda, de corte más sinfónico, constaba de la obertura de la ópera Rienzi de Richard Wagner y del fantástico poema sinfónico Tod und Verklärum, op. 24 de Richard Strauss.
La primera pieza del programa fue el Concierto para Viola y orquesta en Do menor de Henri Gustave Casadesús (atribuido anteriormente a Johann Christian Bach), el cual iba a ser interpretado por Álvaro Godoy Usó. Desgraciadamente, se tuvo que suspender esta pieza en el último momento debido a que el solista sufrió una lesión en el brazo que le impidió mostrar al público su excepcional talento.
Tras anunciar este desafortunado percance, el espectáculo se inició finalmente con la interpretación del Concierto para Violín y orquesta en Re Mayor, op. 35 de Piotr Ilich Tchaikovsky a cargo de Martín Johnatan Buchhalter Montero, bajo la batuta del alumno de la especialidad de dirección Sergio Rizo Vila. La sublime calidad en la compleja interpretación de este difícil concierto, tanto por parte del solista como por parte del director y la orquesta, provocó que el público estallara en un efusivo cúmulo de bravos y vítores tras finalizar el primer movimiento. Tras éste, el segundo y el tercer movimiento conmovieron, todavía más si cabe, al caluroso público.
Tras este primer gran éxito, la orquesta continuó con la interpretación de la obertura de Rienzi ya bajo dirección de Adolfo Ramírez, a la cual sucedió la sensacional pieza de Strauss.
Es especialmente importante dejar constancia de la gran afluencia de público que tuvo este concierto. De hecho se escucharon comentarios entre algunos asistentes que afirmaban con alegría haber descubierto que “en ese sitio se hacían conciertos gratis” con una clara intención de incluir estas actividades culturales dentro de su rutina. Es alentador ver como nuestro centro empieza a dejar de permanecer de espaldas a la ciudad y poco a poco atrae la atención de un nuevo público, aparentemente alejado del mundo musical pero con muchas ganas de comenzar a disfrutar de nuestro arte.
Para finalizar, es necesario destacar que el final del concierto dejó a los oyentes profundamente satisfechos. Sin embargo, el programa tuvo la duración óptima para que no llegara a resultar pesado para cualquier tipo de audiencia, por lo que es inevitable reflexionar sobre si el resultado habría sido el mismo de no cancelarse la primera pieza.
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