Por Álvaro Ramos Yuste
26 de marzo de 2021, es la fecha en la que finalmente la orquesta del Conservatorio Superior de Música de Valencia ha podido salir a escena. Muchos han sido los inconvenientes que han impedido que este acontecimiento tuviera lugar en los meses anteriores y que, por otra parte, han sido los causantes de que la orquesta actúe en Petit Format, es decir, con un repertorio apto para una plantilla reducida tanto en la sección de viento como en la de cuerda. En lo que respecta al público presencial también se llevó a cabo una reducción, sin embargo, el concierto pudo llegar a más oyentes dado que se ofreció una transmisión en directo del mismo a través del canal de Youtube del conservatorio.
Bajo la batuta del maestro Ramón Ramírez la orquesta ofreció un viaje musical a través de tres corrientes del Barroco. Por un lado, la selección de 3 momentos de la ópera-ballet Les Indes Galantes de Rameau consiguió exponer el barroco francés en todo su esplendor. Fue un inicio brillante, además de por la gran calidad musical orquestal, por la actuación de 3 percusionistas que, con gran naturalidad, aportaron un toque de humor musical que conquistó a todos los asistentes tal y como demostraron en el aplauso final.
A esto le siguió una muestra del barroco inglés de Händel a través de dos de sus Concerti Grossi op. 3, número 1 y 2 en los que se alternaban las intervenciones solistas con tuttis orquestales. Fue muy destacable el virtuosismo y liderazgo mostrado por cada uno de los músicos solistas, así como el equilibrio conseguido con el acompañamiento. En esta ocasión los encargados de interpretar las partes solistas fueron: Vanesa Méndez, Mariana Morales y Raquel Pérez al violín, Alba Giménez y Jordi Villanueva al violonchelo, Mª Dolores Cebolla al clave y Francisco González y José Huertas al oboe.
La siguiente obra del programa fue el Concierto en Re para dos clarinetes y orquesta de Telemann, con el que Teresa Pellicer y Pedro Ortíz ejemplificaron el barroco alemán. Durante la actuación, ambos solistas consiguieron cautivar al espectador a través de su naturalidad, aplomo y complicidad en el escenario. Justo después llegó el momento del Concierto en Re para trompeta, oboes y orquesta también de Telemann, obra encargada de poner el broche final a la velada. A los oboes solistas anteriormente nombrados se sumó el trompetista Adrián Pastor.
En general hubo muchos momentos destacables, pero si algo hizo especial este concierto fue la oportunidad que otorgaba a cada uno de los solistas de brillar en el fin de la que seguro es y será una de las etapas más importantes en su formación. Todos y cada uno de los músicos solistas fueron claros ejemplos de la ilusión que se siente al poder volver a hacer aquello que les apasiona: Música. No podemos olvidarnos del tutti orquestal que con el liderazgo del maestro Ramón Ramírez consiguieron un equilibrio, color y matices musicales de muy alto nivel que permitió que formasen la base perfecta en las intervenciones solistas.
En definitiva, ¡qué gusto poder volver a disfrutar de buena música en directo!
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