Compañeros del Departamento de Jazz del CSMV
Texto: Kontxi Lorente
Toni Belenguer. Cuando él llegaba,
mi mente y mi espíritu se calmaban. Él poseía ese don, esa fuerza. Era lo que yo llamo “un ser de luz”.
Toni Belenguer. Alguien con una inteligencia enorme y una sensibilidad desbordante. Estos dos atributos formaban un coctail que lo hacían estar en este mundo de una manera diferente, como fuera de él, o como si se le quedara pequeño.
Toni Belenguer. Alegre, generoso, bueno, humilde, dispuesto. Es así como se mostraba. Si en su fuero interno había algo turbio no podía mostrarlo, porque su compromiso con el Amor era demasiado grande. Y por eso Toni era un regalo para todos.
Toni Belenguer. Talento fuera de lo terrenal, genialidad que no puede ser común al ser humano. Trombonista número uno en Europa, el faro, el guía. Oído absoluto, ritmo impecable, técnica inmejorable, sonido personalísimo. Su inagotable necesidad de aprender, de explorar en la improvisación, en la composición y armonía le proporcionaban su sentido de vivir, su equilibrio.
Toni Belenguer. Compañero de vida, compañero de música de escenario y de conservatorio. Cómplice en este mundo de miseria incomprensible. Su risa, inconfundible y contagiosa. Su humor, inteligente, cósmico, irreal o surrealista. Toni, demasiado grande para asumir su partida. Demasiado auténtico y consecuente como para aceptar que ya no esté. En esta vida hacen falta personas como él, que nos den un poco de luz y de credibilidad.
Toda la comunidad educativa del Conservatorio Superior de Música de Valencia te echaremos de menos.
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