Por Kevin Sánchez Ruíz
EVA CATALÀ SÁNCHEZ. Percusión
Eva Català empieza su educación musical en la especialidad de percusión en l’Eliana y en el Conservatorio Profesional de Riba-roja de Túria, donde finaliza obteniendo el premio de Honor en junio de 2016. Accede ese mismo año al Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo” de València, donde finaliza sus estudios de interpretación en junio de 2020, recibiendo el Premio Extraordinario y alto reconocimiento por el Trabajo de Fin de Título. Realiza el curso 2018/2019 en Codarts University of Performing Arts (Róterdam, Países Bajos) con profesores como Hans Leenders, Chris Leenders, Nils Fischer y Vincent Houdijk, entre otros. Estudió también durante estos años las Enseñanzas Profesionales de piano en el Conservatorio de Riba-roja, graduándose en la promoción del año 2020. Ha formado parte de diversos grupos de cámara con los que ha participado en una gran variedad de festivales realizados en otros países, como Francia, Polonia y Holanda.
– Eva, ¿cómo has afrontado tu participación en este Premio?
La verdad es que, por un lado, al no haber podido realizar mi recital final de carrera en junio, para mí el premio significó el verdadero cierre a mi etapa en el CSMV. Por otro lado, desde junio he estado dedicándome a otros géneros como el jazz y la música afrocubana y el premio sin duda me permitió volver a reconectar con la música contemporánea y clásica, que sigue siendo una parte muy importante de mí.
– Esta edición 2019-2020 ha tenido lugar en un momento muy particular marcado por la situación sanitaria en la que todavía nos encontramos. ¿Ha afectado de algún modo esto a cómo has preparado el premio y a cómo se ha desarrollado la actuación?
En algunos aspectos sí, claro. Por ejemplo, el acceso al conservatorio sin ser estudiante se ha vuelto mucho más restrictivo –como es normal- y eso me complicó el poder estudiar en las cabinas o poder hacer algunas pruebas en el auditorio. De todas formas, todos mis compañerxs hicieron desde el primer momento todo lo posible por facilitarme las cosas: flexibilizar sus horarios de estudio, ayudarme con todo lo técnico en el Auditorio (sonología), etc. Así que podría decir que gracias a ellos no creo que la crisis Covid haya perjudicado particularmente mi premio.
– ¿Qué sentiste cuando fuiste consciente de que te habían otorgado el Premio Extraordinario?
¡Mucha satisfacción! Y mucho agradecimiento al tribunal, que fue muy comprensivo con un problema técnico que afectó la actuación. Por eso también agradezco a todo el departamento de Sonología que se volcó para solucionarlo. Y también agradecimiento especial a Victor Trescolí por estar tan dispuesto a acompañarme ese día y a ayudarme siempre, y a mis compañerxs percusionistas, que son mi familia.
– Y una vez terminados tus estudios superiores, ¿podrías compartir con nosotros cuáles son tus planes a corto/medio plazo?
Pues estoy completamente centrada ahora, como comentaba, en la música moderna, especialmente jazz y música latinoamericana. Estoy estudiando en Sedajazz con intención de irme en algún momento fuera de España un tiempo, no sé si para un máster o para buscar proyectos. Ahora mismo, pese a las circunstancias, la verdad es que sí que estamos desarrollando algún proyecto por aquí, y hace poco me llamaron para ir a grabar y tocar en Euskadi ahora en febrero con un proyecto de Latin Jazz muy interesante. Así que ¡me siento muy afortunada! Esperemos que esto se acabe pronto y podamos hacer y encontrar música con normalidad, aquí y en todas partes.
– ¿Qué recuerdos te llevas de tu paso por el CSMV?
Lo más importante: la familia de «percus». En estos años ha pasado mucha gente distinta, pero siempre se ha mantenido una atmósfera colectiva muy bonita. Supongo que en todos los departamentos pasará algo parecido, pero en este hay algo especial y me gusta ver que siguen estando muy unidos. También me llevo muchos otros amigos no percusionistas, y estoy muy contenta de haber caído en esta generación. Así que lo segundo más importante: las cenas y los conciertos de orquesta con Ramón, jajajaja. Y también, e igual de importante, muchos profesores que me han ayudado mucho en mi desarrollo profesional y personal, con los que espero no perder nunca el contacto tampoco.
ÁLVARO DE LA CRUZ RODRIGO. Composición
Natural de Chiva (Valencia). En 2016 finaliza sus estudios profesionales en la especialidad de Trombón en el Conservatorio Profesional de Música San Rafael de Buñol, obteniendo el Premio Profesional en la modalidad de Composición y la Mención de Honor en la modalidad de Historia de la Música. Tras ello, continúa sus estudios en el Conservatorio Superior de Música «Joaquín Rodrigo» de Valencia con compositores de la talla de Voro García y Marc García Vitoria, donde obtiene el Título Superior de Música en la especialidad de Composición en 2020.
Ha recibido clases magistrales de prestigiosos compositores del panorama nacional e internacional y su música se ha interpretado en diversos auditorios, destacando el Palau de la Música de Valencia y dentro de festivales como la 15ª Mostra Sonora de Sueca, en los Talleres de Creación Sonora de la 41ª Edición del Festival de música Ensems con la JOGV y el Quatuor Tana, en la Trobada de Nova Creació per a Percussió del 30 Aniversario de Amores Grup de Percussió o en el Taller de Música de Nueva Creación del recién creado Festival Ágora con el Dúo Lur.
– Álvaro, ¿cómo has afrontado tu participación en este premio?
Mentiría si dijera que me lo he tomado con calma. Componer una pieza de cierto interés, tanto desde el punto de vista puramente técnico como desde el artístico, en un plazo de veinte días es todo un reto. Es inevitable que dentro de ese tiempo no haya días en los que estés menos inspirado, te atasques, pienses que no lo vas a conseguir y, en definitiva, sea todo llantos y malhumor (para desgracia de nuestros amigos y familiares que tienen que aguantar nuestros lloriqueos). A modo de contrapeso, otros días avanzas más de lo esperado y te sientes realmente confiado y motivado con el reto; esos momentos son los que hay que aprovechar y dar lo mejor de uno mismo. Si tuviera que dar un consejo a un futuro aspirante, sin duda, sería que es importante tener una buena planificación que te posibilite gestionar bien el tiempo y que te permita compensar esos días en los que no todo sale como nos gustaría. Soy consciente de que el primer impulso que sentimos al tener tan poco tiempo es el de lanzarnos a escribir como pollo sin cabeza, sin embargo, vale la pena dedicar al menos un par de días (o incluso más) a hacer un buen trabajo pre-compositivo que te puede ahorrar muchos problemas durante el desarrollo del proceso creativo posterior.
– Esta edición 2019-2020 ha tenido lugar en un momento muy particular marcado por la situación sanitaria en la que todavía nos encontramos. ¿Ha afectado de algún modo esto al proceso de composición del ejercicio y a cómo se ha desarrollado la defensa del premio?
Sí, sin duda alguna. En lo que respecta al proceso de composición no ha influido realmente. Componer una pieza en tan poco tiempo supone de por sí un cierto grado de aislamiento. Es verdad que, en condiciones normales, habría abusado más de algunos amigos para que probaran ciertos pasajes con el fin de asegurarme de que funcionaban exactamente como yo imaginaba. Aun así, gracias a la interconexión que nos brinda la época en la que vivimos, pude consultar algunas dudas técnicas con algunos de ellos (en concreto con Alfran García, Miquel Domingo, Diego Dávila, Ana Martínez y Damián Sánchez, a los que estoy profundamente agradecido), pero el hecho de tener que utilizar grabaciones y no poder reunirme con ellos en persona vuelve estas interacciones mucho más engorrosas y menos orgánicas. Por otro lado, el desarrollo de la defensa sí que se vio gravemente afectado por la situación. Ésta se debía realizar en diciembre, pero no se pudo llevar a cabo porque una persona del ensemble se encontraba en aislamiento ese momento, por lo que se aplazó a enero. Unos pocos días antes de la realización de la defensa de enero yo mismo comencé a presentar síntomas y comuniqué mi estado de aislamiento (en el que todavía permanezco, tras dar positivo) al centro. Finalmente, se decidió realizar la defensa de forma online ya que en esos momentos los síntomas ya habían remitido, aunque todavía no pudiera salir de casa.
– ¿Qué sentiste cuando fuiste consciente de que te habían otorgado el premio extraordinario?
Euforia y, paradójicamente, calma. Los días anteriores a la defensa estuve muy tenso porque no sabía cómo íbamos a solucionar el hecho de que yo no pudiera asistir presencialmente. Incluso ese mismo día tenía miedo de que algún contratiempo provocara un nuevo cambio de formato en la presentación de la defensa. Francamente, estoy muy contento. Siempre es gratificante cuando un enorme esfuerzo se ve recompensado.
– Y una vez terminados tus estudios superiores, ¿podrías compartir con nosotros cuáles son tus planes a corto/medio plazo?
Mi idea inicial consistía en dedicar este año a poner mi cabeza en orden, ponerme al día con los idiomas y decidir a dónde ir a hacer un máster de composición el año que viene. Sin embargo, seguramente posponga ese último plan para el siguiente año dada la situación actual. Respecto al corto plazo, estoy realizando un proyecto con el percusionista buñolense Álvaro Belda que verá la luz muy pronto y acabando una obra de encargo del IVC para la próxima edición del festival Ensems, la cual será interpretada por Paco Varoch y Rosa Montañés.
– ¿Qué recuerdos te llevas de tu paso por el CSMV?
Me llevo muchos recuerdos y todos muy buenos. Durante estos años he crecido mucho como persona, ha cambiado mi forma de ver el mundo tanto en el plano musical como en general y he conocido a muchas personas maravillosas tanto personal como profesionalmente. Claramente, hay momentos que recuerdo con mayor emoción, como el día del estreno de la primera pieza que compuse en el centro, Lamentación de la muerte, o los ensayos de Rumores con el Grup Antara. Lo único que cambiaría si pudiera sería las condiciones en las que acabamos la carrera el año pasado. Terminar este viaje sintiéndome tan lejos de mis compañeros me dejó un sentimiento agridulce que solo desaparecerá cuando podamos reunirnos todos de nuevo.
JOSÉ JAVIER BERTOMEU VIDAL. Tuba
Natural de Rafelguaraf, comienza sus estudios a la edad de 7 años con D. José Picot Lorente en la Sociedad Ateneo Musical de Rafelguaraf. Más tarde, estudia en el Conservatorio Profesional «Mestre Vert» de Carcaixent con D. Joaquín Cardona Carbonell, donde obtiene diversos premios en concursos de música de cámara y concursos de interpretación (Ciudad de la «Vila Joiosa»). Durante esta etapa, trabaja con especialistas del propio instrumento y de la tuba como son Vicente López Velasco, Pep Burguera Riera, Rafael Tortajada Fernández, Helene Scriva, Jean Daufresne, Bastien Baumet, entre otros.
A la edad de 22 años termina su Graduado en Magisterio de Educación Primaria, con Mención en Especialista de Educación Musical y, actualmente, termina sus estudios de Título Superior de Música en la especialidad de Interpretación de Tuba (Tuba Tenor), principalmente con el profesor D. José Manuel Miñana Juan y, en ciertas ocasiones, con D. Miguel Moreno Guna, obteniendo por unanimidad el Premio Extraordinario Fin de Título de dicha titulación. Como síntesis de estas dos disciplinas, es profesor de música en diversas escuelas privadas elementales de música del ámbito valenciano.
– José Javier, ¿cómo has afrontado tu participación en este premio?
Participar en el Premio Extraordinario fin de título me supuso una oportunidad para trabajar por conseguir nuevos objetivos y poder focalizar mi trabajo en una meta determinada. Mi vida siempre ha estado marcada por la realización de pequeñas cosas que de algún modo me permitían hacer todo aquello que me propusiera. Frente a esta situación que hemos estado abocados en los últimos tiempos, no pude sino alegrarme por intentar lograr aquello que siempre me había hecho ilusión.
– Esta edición 2019-2020 ha tenido lugar en un momento muy particular marcado por la situación sanitaria en la que todavía nos encontramos. ¿Ha afectado de algún modo esto a cómo has preparado el premio y a cómo se ha desarrollado la actuación?
En cierto modo la situación sanitaria no me ha impedido nada como músico, puesto que el desarrollo personal que llevé a cabo lo realicé siempre bajo el estudio individual y unos pocos ensayos con la pianista acompañante. La actuación, a mi parecer, también fue correcta y aunque echaba de menos la asistencia de más público, al menos la situación nos permitió desarrollar este magnífico acto. Aún siendo esto verdad, no dejo de admitir que todo ha costado el doble, ya que estos tiempos tan difíciles han quebrado algunos planes de vida, hemos tenido «luchas internas» que hemos tenido que afrontar con gran tenacidad, y nos han robado a mucha gente que amábamos con todo nuestro corazón.
– ¿Qué sentiste cuando fuiste consciente de que te habían otorgado el Premio Extraordinario?
Mi visión de este hecho es bastante compleja de explicar porque era algo que me llenaba mucho como persona, pero al mismo tiempo también significaba mucho para mi padre. Antes de dejarnos, hablábamos de lo contento que estaba y el orgullo que tenía por todos sus hijos; y es que no podía haber tenido mejores. No sé hasta qué punto él estaba orgulloso de mí; lo que sí sé es que mi orgullo por todo lo que él hizo por mí no pudo ser mayor. Este premio, para mí, es un logro agridulce: si bien era aquello que me ayudaría a continuar con todos los proyectos que tenía entre manos, también supuso un amargo recuerdo; pues siempre me recordará la gran falta que me ha hecho mi padre.
– Y una vez terminados tus estudios superiores, ¿podrías compartir con nosotros cuáles son tus planes a corto/medio plazo?
Habiendo terminado los estudios de Grado en Magisterio y de Interpretación de Bombardino, de momento tengo en mente trabajar lo más temprano posible en algún aspecto de la enseñanza, ya sea la Educación Primaria, la educación en Conservatorios Profesionales, etc. Razonablemente, encuentro este ámbito de trabajo una síntesis de aquello que he estado estudiando durante tanto tiempo; enseñar para poder interpretar. No descarto, en ningún caso, realizar un Máster en Enseñanzas Artísticas de interpretación musical y un Máster en Educación Secundaria.
– ¿Qué recuerdos te llevas de tu paso por el CSMV?
Claramente, he de decir que no me llevo momentos, me llevo personas: buenos amigos y buenos profesores que me han ayudado en mi desarrollo profesional. Por hacer mención a algunos, quisiera dar gracias a José Manuel Miñana, Miguel Moreno, Vicente Sanchís, José Miguel Sanz, Pau de Luis, Javier Pallás y Manuel Martín. A todos ellos y a todos mis compañeros, les doy las gracias de corazón.
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