MAESTRO RODRIGO: UN MÚSICO UNIVERSAL QUE LLEGÓ A LA LUNA

Por Amparo de Diego Andújar

El 10 de diciembre de 2024, en el aula 109, presidida por el órgano del Conservatorio Superior de Valencia “Joaquín Rodrigo”, tuvo lugar la conferencia sobre la figura del Maestro Rodrigo impartida por su hija, Cecilia Rodrigo, y su nieta Cecilia León Rodrigo.

Doña María Dolores Tomás Calatayud, directora del Conservatorio Superior de Música de Valencia “Joaquín Rodrigo”, hizo las presentaciones de los asistentes, entre los que se encontraban el director del Palau de la Música, D. Vicent Llimerá, el violinista y esposo de Cecilia Rodrigo, Agustín León Ara, Doña María José Ferrer San Segundo, la primera teniente-alcalde del Ayuntamiento de Valencia y violinista, y el Excmo. Sr. D. Roberto Loras Villalonga, presidente de la M I Academia de la Música Valenciana.

La conferencia tuvo lugar en un tono coloquial y cercano, dando comienzo con una imagen familiar, y que el numeroso público asistente, recibió con una sonrisa. Se trataba de una foto familiar en la que Cecilia y Patricia, nietas del compositor, estaban junto a él en el Teatro Romano de Sagunto, vestidas de falleras.

Cecilia León Rodrigo, comenzó explicando el Holding familiar constituido por la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, creada en 1999, y cuyo objetivo es impulsar la programación de su obra, en su integridad, principalmente, entre los niños y los jóvenes, y Ediciones Joaquín Rodrigo, fundada en 1989 y que es la editorial de todas sus obras en solitario o en coalición.

Se conmemoran 25 años de la muerte del compositor, fallecido el 6 de julio de 1999 y, esa misma tarde de la conferencia, la M.I. Academia de la música valenciana, iba a otorgar el reconocimiento de Insigne compositor de la música valenciana, a título póstumo.

Una vez realizada la lectura de su extenso currículo, en el que se incluye que, en 1991, tiene lugar el acuerdo de la denominación por el que el Conservatorio Superior de Música de Valencia, pasa a llamarse Conservatorio Superior de Música de Valencia “Joaquín Rodrigo”. Cecilia Rodrigo, en un tono muy próximo, expresó textualmente: “Para mí, a título personal, el mayor honor que se puede hacer a un compositor es enseñar su música, en aulas de enseñanza musical, a todos los niveles, e interpretar sus obras en las grandes salas de concierto”. Asimismo, resaltó la importancia de desvelar la extraordinaria personalidad que se esconde detrás de su padre, más allá de su cultura y su obra. Entre sus numerosas muestras de admiración y cariño hacia su padre, mostró una foto en la que, estando en sus brazos, su vestido llevaba cosido dos cascabeles que, además de su primer contacto musical, servían de guía a su padre cuando ambos paseaban.

El Maestro Rodrigo fue un excelente pianista, compositor, profesor de Historia de la Música (en la Universidad Complutense de Madrid), escritor y colaborador en distintos medios, escritos y radiofónicos. Como muy bien contó su hija, su padre nació en Sagunto, el 22 de noviembre de 1901, festividad de Santa Cecilia, con unos ojos azules “muy abiertos”. A los 3 años,  perdió la vista a causa de la difteria lo que no fue óbice para mermar su inquietud artística. Así se muestra en una entrevista de Televisión española realizada por el periodista valenciano Joaquín Soler Leal donde, en propias palabras del compositor, se definió como gran aficionado a la literatura, a la filosofía y, por supuesto, a la música.

La personalidad de Joaquín Rodrigo no deja indiferente, pues en tono irónico y cercano narra que, en su familia, no había tradición musical, cuando dice que su padre nunca lo oyó “cantar, canturrear o silbar”. Aunque frecuenta el Conservatorio de Valencia como oyente, no se le admitió la matrícula, a causa de su ceguera. Personalidades como Enrique Gomá, Francisco Artich y Eduardo López-Chavarri fueron sus maestros. Aconsejado, en 1927, por Albéniz, Granados y Falla, se trasladó a Paris, donde recibió clases del compositor Paul Dukas, del que fue su discípulo predilecto y al que conoció de manera personal. Paul Dukas le presentó a su primer editor. El Maestro destaca la personalidad de este gran músico como un hombre que era “difícil de convencer”, pero “de gran bondad”

Casado con Victoria Kamhi, pianista de origen turco a la que conoció en París y cuya pedida de mano no fue aceptada por su padre, compartió su vida durante 67 años y, como cita en una de sus frases, “ha sido la luz de mis ojos”, también fue una inseparable compañera profesional, como mostraron las imágenes del archivo personal del compositor, que todos los presentes disfrutaron. Las obras que componía finalizaban con la revisión e interpretación al piano de la partitura que el maestro escribía en “Braille” y que dictaba, a las 10 de la noche como recuerda su hija, a un copista, que escribía la partitura dictada, nota a nota, compás a compás e instrumento a instrumento. Los asistentes en la sala pudimos admirar en el documental “Escenas de la televisión española, de 1985”, el proceso creativo del último de sus 11 conciertos, de 1982, titulado “Concierto para una fiesta, para guitarra y orquesta”, donde su esposa, sentada al piano, repasaba la partitura dictada al copista.

La familia Rodrigo se trasladó, de Sagunto a Valencia, hacia 1910, viviendo en el número 10 de la calle Sorní. A pesar de su temprana salida al extranjero, su vínculo con Valencia, a la que pronto abandonó, no dejó de existir si atendemos a su producción valenciana.

Las obras de diferentes géneros acompañaron al público, estando presentes en toda la conferencia, y adquirieron un momento protagonista cuando el auditorio disfrutó escuchando breves fragmentos de sus obras de inspiración valenciana, donde se apreciaba la versatilidad del compositor. Se mostraron obras con aportaciones personales que implicaron la proyección de la música valenciana, a lo largo del mundo.

Entre ellas, se escucharon y visualizaron fragmentos de, “Cançoneta” (1923), donde se escuchaba al compositor tarareándola “muy afinado”, como indicó su hija Cecilia. Continuaron piezas como “Jo tinc un burro” (1933), “Per la flor del lliri blau” (1934), “Danza valenciana”, para piano, del cuaderno “Cuatro piezas para piano” (1938), y el segundo movimiento del “Concierto heroico para piano y orquesta” (1942), dedicado a las ruinas de Sagunto, en la versión de la pianista Alicia de la Rocha, dirigida por Ataulfo Argenta (1950).

No sólo se escuchó música sinfónica, sino también su incursión en las artes escénicas. Se mostraron imágenes de la representación teatral de 2009. Su espacio escénico tendrá continuidad con la representación de la obra “Rodrigo, querido maestro”, una obra escrita por Amparo Vayá, que asistió a la conferencia, y mostrará un recorrido por la vida del Maestro Rodrigo, representándose en el Teatro Romano de Sagunto, este próximo verano.

El Maestro Rodrigo es un compositor universal, en el más amplio sentido de la palabra. Su música viajó por la Vía Láctea, en un documental que se realizó hace dos años, para conmemorar el alunizaje del Apolo XV (1971). Esta fue una de las primeras misiones capaz de completar un mayor tiempo de permanencia en el satélite y lograr una mayor movilidad en la superficie usando un vehículo de exploración. David R. Scott, teniente-coronel de esta nave, se llevó el “Concierto de Aranjuez” a la misión. Disfrutando de estas bellas imágenes lunares, se escuchó en la sala esta icónica obra.

Finalizó la conferencia Cecilia Rodrigo significando el alma del maestro, por medio de las siguientes palabras: “Soñaba con un instrumento fantasmagórico que tuviera alas de arpa, corazón de piano y alma de guitarra”. Destacó que sus preferencias eran la música, la mujer (la suya) y el mar. Cullera, con sus preciosas playas, acogieron su residencia de verano, como ilustraron las imágenes familiares del baño que, entre risas y chapuzones, sintonizaron con las sonrisas de los asistentes.

Cecilia León Rodrigo, intervino citando numerosas frases que el compositor nos ha legado. Frases eternas, como su música, de las que se podría destacar: “Los hombres seremos, en el paraíso, sonidos” y “Mi vaso es pequeño, pero bebo en mi vaso”, demostrando con esto, la fidelidad a su estilo musical.

El aplauso final fue, no solo el agradecimiento a su hija y nieta por tantas vivencias y aportaciones, sino un rendido homenaje a este gran compositor universal.

Los presentes fueron obsequiados con calendarios del 2025, con la imagen del Maestro Rodrigo y un catálogo con todas sus obras compuestas entre 1923 y 1987.

La despedida invitó a los presentes a compartir momentos y recuerdos compartidos, con fotos que estrecharon los lazos de unión entre el Conservatorio y la familia Rodrigo.

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