Por equipo de redacción y Cristina Simó
El pasado 19 de febrero tuvimos un gran acontecimiento en el Conservatorio Superior de Música de Valencia, la inauguración del nuevo órgano en el que profesores y alumnos podrán por fin desarrollar sus estudios sin salir de las instalaciones del propio centro.
El acto tuvo lugar en el aula 109, remodelada para la ocasión, y con la asistencia de numeroso publico: equipo directivo del centro, alumnos y profesores. Comenzó el acto con unas palabras de la directora del ISEACV: Dña. Fani Blanch Piqueras, a continuación, habló la directora del centro: Dña. Mª Dolores Tomás, y posteriormente intervino el maestro constructor organero, D. Federico Acitores que nos ofreció una interesantísima charla con una descripción exhaustiva de cómo se realizó la construcción del órgano.
La construcción de un órgano es una tarea esencialmente artesanal, manual, se trata de piezas únicas que suponen una gran cantidad de horas de trabajo minucioso, siempre teniendo en cuenta además el uso y las particularidades del lugar donde se va a colocar, aspectos que recalcó el maestro organero. Y no solo los aspectos acústicos sino también el diseño visual del mismo. En este caso, se tuvo en cuenta el diseño moderno y lineal, en forma de cubo, del edificio para realizar un diseño en consonancia. Imitando incluso los ventanales rectangulares con las cajas de los tubos.
En este caso, el nuevo órgano del Conservatorio posee:
– Dos teclados manuales de 56 notas.
– Un teclado pedalero de 30 notas.
– 12 registros
– 608 tubos sonoros
– 84 tubos de madera y 524 de estaño
– Frecuencias entre 16 Hz y 9400Hz.
Federico Acitores comentó también aspectos de los diferentes órganos que se encuentran actualmente en los conservatorios de música españoles, señalando las diferencias entre cada uno de ellos. Recalcó así mismo que este instrumento se trata, por su tamaño y características, de un órgano de estudio y sería conveniente contar con al menos con otro de concierto para situarlo en el Auditorio.
A continuación, tomó la palabra el catedrático de órgano, Carlos Paterson, quien glosó la importancia histórica que el órgano ha tenido en el desarrollo de la difusión y enseñanza de la música, (por ej. con los infantillos en las catedrales), y el interés que este instrumento despertó posteriormente en los grandes compositores. Mostró a los asistentes los diferentes registros del instrumento, interpretando fragmentos de autores tan representativos como Antonio de Cabezón, J. Cabanilles o J. S. Bach.
Para concluir el acto se ofreció un concierto a cargo de la Orquesta de Cámara del CSMV, integrada por profesores del centro.
A continuación, ofrecemos la entrevista que amablemente nos dedicó Carlos Paterson, catedrático de órgano del CSMV.
Entrevista a Carlos Paterson, catedrático de órgano del CSMV
Por Cristina Simó
P. ¿Qué importancia tiene para un centro como el CSMV contar con un órgano?
R. La importancia es máxima. Desde una institución académica de estudios musicales superiores no se puede obviar la trascendencia, el alcance y la repercusión que el órgano ha supuesto y sigue suponiendo para la evolución de nuestra música occidental. Importantísimos compositores y organistas como J.S. Bach, G.F. Haendel, C. Franck, C. Saint-Säens, A. Bruckner u O. Messiaen han dejado su impronta artística a lo largo de la Historia a través de este, su instrumento, cual laboratorio de pruebas para el desarrollo de su inspiración y fantasía, más tarde plasmadas en muchas de sus grandes obras.
Un conservatorio superior, como el de Valencia, no podía seguir permitiéndose la ausencia de al menos un órgano en su centro, máxime cuando otros conservatorios españoles ya contaban hasta el momento con uno, dos y hasta tres instrumentos de este tipo. Y, ni qué decir tiene el resto de conservatorios europeos: Francia, Alemania, Austria, Suiza, Dinamarca, Suecia, etc. Algunos de ellos, con mucha menos dotación que el nuestro, cuentan con hasta cuatro órganos en su inventario instrumental musical.
Indiscutiblemente, la adquisición de un órgano por nuestro CSMV va a suponer un antes y un después para la formación del alumnado, tanto como instrumento solista, como instrumento acompañante, en música de cámara y oratorio, como continuo, etc., además del alumnado de musicología, composición, sonología, etc. Y esto tampoco debería quedar ahí, al menos el auditorio también debería contar con un gran órgano, ampliando así considerablemente el repertorio del centro, tanto en ópera como en música sinfónica y de cámara.
P. ¿Cómo fue el proceso de instalación? ¿Cuánto tiempo duró? ¿Quién lo llevó a cabo y de qué manera?
R. Realmente, al ser un instrumento de pequeñas dimensiones, la instalación fue relativamente rápida. Prácticamente en un mes ya estaba montado. La manufactura ha corrido a cargo del maestro organero D. Federico Acitores, cuyo taller se encuentra en Torquemada (Palencia). Normalmente, los organeros suelen montar previamente el instrumento en sus respectivos talleres, para de esta manera comprobar que todas las piezas encajan y funcionan perfectamente, procediendo después a su desmontado y traslado a su emplazamiento de destino, en este caso el aula 109 del CSMV, para su montaje final y definitivo.
P. ¿Cómo fue el proceso de selección para el órgano? ¿Qué criterios se tuvieron en cuenta? ¿El hecho de que sea un órgano para un centro educativo conlleva alguna necesidad específica?
R. Al tratarse nuestro conservatorio de un organismo público, la contratación y suministro de instrumentos musicales de una determinada dotación económica tiene que ir necesariamente acompañada de su correspondiente licitación pública. A ella optó el taller de Acitores y se le adjudicó. El primer gran factor que determina la construcción de un órgano -al igual que cualquier otro proyecto- es el presupuesto. Tanto las dimensiones como las calidades del instrumento se han de ajustar al presupuesto aprobado previamente por la Administración. En base a ello, y teniendo en cuenta el segundo gran factor determinante, que son las necesidades del centro y del alumnado, las dimensiones del emplazamiento, temperatura, humedad, etc., se elabora un proyecto de nueva construcción del órgano.
No debemos olvidar que el trabajo de organería es totalmente artesano, todas y cada una de las piezas que componen un órgano son fabricadas ex profeso para cada instrumento en cuestión, de ahí su considerable precio, dado el gran número de horas de trabajo que ello supone. En este caso, el órgano del CSMV ha sido concebido especialmente más desde un punto de vista práctico que estético. La elección de sus registros y calidades ha sido adaptada tanto al presupuesto como a la posibilidad de abarcar la mayor cantidad de repertorio posible.
P. ¿Cuáles han sido las primeras reacciones de alumnado y profesorado? ¿Cómo está siendo el proceso de familiarizarse con el nuevo instrumento?
Pues, de mucha sorpresa. La verdad es que, tantos años/décadas sin un órgano en el centro, la instalación de uno nuevo genera una gran expectación. Son muchas las almas curiosas que asoman la cabeza por la 109 interesándose por el instrumento: “Bonito y moderno” dicen algunos -el diseño de la caja hace un pequeño guiño a la estética externa del edificio-, “sonido brillante y de graves profundos” dicen otros -ya que cuenta con una amplia gama de colores y armónicos-, y “el olor a madera recién cortada que ha dejado en el aula…”. Desde luego, de todo menos pasar desapercibido.
Desde su montaje el pasado mes de noviembre, me he ido encargando yo personalmente de tocarlo todas las semanas para tomar nota de aquellos desajustes que hayan podido ir apareciendo a medida que todas las piezas se van asentando. Ya sea por el solo efecto de la gravedad, por la nueva temperatura, la humedad de Valencia, etc., son muchos los factores que van influyendo indefectiblemente a lo largo del tiempo en los metales y las maderas que componen el órgano. Justo antes de la inauguración del instrumento, el organero vendrá para hacerle una primera gran revisión para solventar todos aquellos primeros desajustes de mecánica, armonización y afinación que hayan podido surgir.
P. ¿Cómo será el mantenimiento del nuevo órgano? ¿Se hacen revisiones periódicas? ¿Se comprueba la afinación?
Como cualquier otro instrumento, como cualquier otra máquina, el órgano necesita de un mantenimiento continuo y responsable, llevado a cabo por un organero especializado que conozca el instrumento y que lo mantenga en un estado óptimo para su uso y disfrute. Normalmente se suelen hacer dos revisiones al año, una alrededor de octubre/noviembre y otra sobre los meses de mayo/junio, con la llegada del frío y del calor respectivamente. Como ya he adelantado más arriba, en cada intervención se revisa tanto la maquinaria como la armonización y la afinación de cada tubo. Este órgano en concreto cuenta con 620 tubos, fabricados algunos de ellos en madera de pino y otros en metal de estaño.
P. ¿Qué recursos o proyectos adicionales crees que se deberían llevar a cabo para sacar el máximo provecho a esta nueva adquisición?
R. Probablemente, el órgano sea el más versátil de todos los instrumentos musicales, encajando perfectamente tanto como instrumento solista como instrumento acompañante en música de cámara, como continuo o dentro de una orquesta sinfónica, con una amplísima y rica literatura tanto para música sacra como profana. Son innumerables las posibilidades que nos brinda un órgano nuevo en el centro: talleres de concertación con coros (ingente número de obras de los siglos XIX y XX francés -A. Guilmant, Th. Dubois, L. Vierne, G. Fauré, Ch.Mª. Widor, etc.-); con banda y orquestas de cámara, como continuo o como solista (conciertos, sonatas y sinfonías para órgano y orquesta de G.F. Haendel, A. Vivaldi, J. Stanley, M. Correte, L. Boccherini, W.A. Mozart, J. Haydn, etc.); talleres de composición como instrumento- laboratorio de ideas, con diferentes teclados y pedal, diferentes planos sonoros, diferentes texturas armónicas, etc. Talleres de oratorio, ópera, música sinfónica, música antigua, y un larguísimo etcétera.
P. Ahora que el centro cuenta con un órgano propio, ¿cabe la posibilidad de ampliar las opciones de estudio al respecto, por ejemplo, con una asignatura optativa para pianistas y clavecinistas?
R. Por supuesto. Como centro de educación superior musical tenemos la obligación de ofertar a nuestro alumnado de tecla una imprescindible formación organística, en forma de asignatura optativa de “Órgano complementario”, que les aportaría modos de articulación y fraseo musical diferentes, enriqueciendo notablemente sus respectivas técnicas pianísticas o clavecinísticas. Como pianista de formación que también he sido, reconozco la importancia de conocer otras técnicas instrumentales que aportan una distinción y singularidad al estilo personal del músico respecto al resto de intérpretes que no cuentan con esa ventaja. Recordemos también el ejemplo de grandes organistas/clavecinistas como G. Leonhardt, Masaaki Suzuki o Ton Koopman.
Y, por otro lado, también sería muy enriquecedor, tanto para cantantes como instrumentistas de cuerda y viento, contar con una optativa basada en el “Repertorio con órgano acompañante”, ya que, aparte de conocer un repertorio verdaderamente ingente, cómodo y sorprendente, también cuenta con una considerable cuota de mercado en el mundo artístico y profesional, como se puede constatar en los numerosos festivales que se ofertan tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
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