ENTREVISTA A RUBÉN SEROUSSI, guitarrista y compositor. Conferencia y masterclass en el CSMV

Por Aida Alonso

Rubén Seroussi, compositor y guitarrista, nació en Montevideo, Uruguay en 1959 y se instaló en Israel en 1974. Terminó cum laude sus estudios de composición en la Academia de Música Rubin de la Universidad de Tel Aviv en 1986 bajo la dirección de León Schidlowsky.

Sus obras, para diversas formaciones musicales, han sido interpretadas en Israel por los mejores intérpretes y orquestas (Filarmónica de Israel, Sinfónica de Jerusalén, conjuntos Nikel, Musica Nova y Meitar), y frecuentemente son interpretadas en el extranjero por conjuntos de renombre, como el Ensemble Modern, Ensemble Oriol, New Juilliard Ensemble, Cuarteto Latinoamericano, Helsinki, Stuttgart, Londres, Moscú, Liubliana, Toronto, Montreal, etc.

Entre las distinciones importantes se incluyen: la selección del ISCM en representación de Israel en Varsovia en 1992, dos premios ACUM en 1992, un premio en el concurso para una obra orquestal organizado por la Orquesta Filarmónica de Israel en 1993, el Premio del Primer Ministro de Composición en 1995 y el Premio a la Trayectoria de la Sociedad de Autores de Israel (ACUM) en 2012.

Rubén Seroussi

Además, Seroussi es un concertista de guitarra activo en formaciones de cámara y como solista en Israel y en el extranjero. También ha grabado para sellos como Nuova Era y Meridian Record.

El Prof. Ruben Seroussi es jefe de Estudios de Composición en la Escuela de Música Buchmann-Mehta de la Universidad de Tel-Aviv.

Hoy 15 de mayo hemos tenido el placer de entrevistar a Rubén Seroussi, gran compositor y guitarrista. Rubén nos ha visitado y ha impartido en el Conservatorio Superior de Música de Valencia “Joaquín Rodrigo” una conferencia sobre composición y unas masterclasses de guitarra clásica.

Como guitarrista que pude tener el placer de recibir una de sus clases y puedo afirmar que es un gran profesional de la música y que con su sabiduría me hizo ampliar mi visión musical.

A través de sus palabras podremos conocer su viaje a través de la música y qué le impulsó a caminar por este maravilloso campo en el cual nos ha dejado grandes obras e interpretaciones.

P Rubén, háblanos de tus comienzos en la música.

R- Comencé mi relación con la música a los 10 años y a través del estudio de la guitarra clásica, en Montevideo. Desde muy temprana edad tuve afinidad con la creación artística, sobre todo el dibujo, la pintura y toda clase de manualidades creativas. Eso influyó muy tempranamente – dentro del proceso del estudio de la música y la guitarra- en un interés muy grande por ampliar mis horizontes musicales y entrar de lleno lo mejor posible en el conocimiento musical: asistir a conciertos no solamente de guitarra, sino de piano, sinfónicos y de cámara. Antes de mi emigración a Israel a los 15 años, ya comencé a estudiar armonía y a imbuirme en lo posible de lo que pude captar del mundo de la música contemporánea. Al llegar a Israel, me enrolé en un instituto secundario con especialidad en música que incluía todas las materias de conservatorio desarrollo auditivo, armonía, historia de la música, etc. Entré en contacto con adolescentes compañeros que tocaban todos los instrumentos y viví una atmósfera muy estimulante en cuanto al desarrollo musical. Alrededor de los 16 comencé, a través de una beca de estudios que gané, a tomar clases particulares de composición.

P- ¿Cómo empezaste a componer? De dónde nace tu pasión por la composición.

R-Mis primeros intentos fueron a los 15 años, influido por lo que oía en conciertos y además por la música más contemporánea que estudiaba en la guitarra. Fueron obritas desechadas pero que me valieron ganar esa beca mencionada. Mi deseo de componer iba ligado a un impulso creativo artístico que fue siempre parte esencial de mí y de mi búsqueda de realización personal.

P- ¿Cuál fue tu primera pieza y a qué edad?

R- Mi primera obra conservada se llama “Partita para dos guitarras” y la escribí en 1975, a los 16 años. Fue un salto al vacío para mí tanto en lo referente al lenguaje musical -influido por un lado por Boulez de “Le marteau sans maitre” y por otro por Continuum de Ligeti y obras tempranas de Penderecki- como al lenguaje guitarrístico y a diversas técnicas que ideé para lograr nuevas sonoridades. Esa obra tuvo una importancia crítica en mi evolución, ya que fue seleccionada ese mismo año para ser presentada en la serie de conciertos de música contemporánea más destacada en Israel, con transmisión radial en vivo. Además, me fue ofrecido -junto a otra obra que compuse unos meses después- un contrato de una editorial, por lo cual se publicó.

Durante la masterclass de guitarra clásica.

P- ¿Cuál es tu inspiración a la hora de componer?

R- Para mí, la labor creativa musical es un reflejo de la experiencia vital, del día a día, y de una especie de condensación de todo ese devenir en un proceso que se va documentando sobre el papel a medida que se progresa en la labor. Existe sí, muchas veces, un impulso inicial relacionado a algo “de la vida”, que puede ser un fenómeno puramente sonoro que se nos presenta en la mente -y al cual le vamos dando significaciones diversas que van generando un proceso o bifurcando en varias líneas de proceso musical desde una fuente única- o por la influencia de algo exterior. Ese algo exterior puede ser otra obra de arte que genera una imagen sonora en la mente conteniendo lo esencial de la expresión con que fue captada, o hasta un fenómeno de la realidad social o política que también puede despertar una expresión musical en mi mente en forma de un gesto sonoro       -que puede obrar de punto de partida- o de un proceso que puede ser expresado eficazmente en música.

P- ¿Qué consejos le darías a un joven compositor?

R- Lo primero que puedo decir como consejo es que, siendo la creación artística a mi entender, algo que se hace de la nada, es decir sin saber de antemano de qué se trata, paradójicamente, lo que es más recomendable es estudiar y conocer lo mejor posible y con la mayor humildad y compromiso personal, las grandes obras de todas las épocas. Y lo digo no con intención académico-enciclopédica, sino justamente porque consistiendo esta profesión en “hacer lo que no se sabe”, en “decir lo que no sabíamos que se puede hacer”, lo único que nos puede ayudar es ver cómo los grandes maestros lograron hacer lo que, como nosotros, no sabían. Eso significa que a mi entender hay que estudiar al máximo posible todo lo que estos creadores conocían, que era convencional saberlo y usarlo en su época, para poder ver dónde están los puntos esenciales de cada obra que no se pueden explicar por esas convenciones. Lo que no sabían… Los lugares en que la incertidumbre, el riesgo y quizás el descubrimiento de algo desconocido salen a relucir. De esa forma tendremos siempre buenos compañeros y consejeros en esta labor que es en sí, completamente desamparada.

En segundo lugar, me parece muy importante estar siempre abierto a todas las nuevas manifestaciones musicales y no menos, a las de todas las otras artes, por supuesto incluyendo también la lectura. Esa es otra de las formas de saber no solamente qué queremos decir, si no, también, qué y cómo se puede decir.

Sin duda ha sido un placer poder conversar con Rubén.

Gracias por tu atención y por regalarnos este rato tan agradable y lleno de emoción, maestro.

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