TILMANN WICK: “El éxito está en dar lo mejor de ti a los demás cada día”.

Por Cristina Hernández

El Conservatorio Superior de Música de Valencia acogió al célebre violonchelista Tilmann Wick para impartir clases magistrales durante su estancia en el conservatorio del pasado 25 al 29 de mayo. Avalado por una exitosa carrera como solista internacional, T. Wick ha contribuido a aportar a nuestros estudiantes la excelencia de la cual hace alarde la prestigiosa universidad en donde es catedrático de violonchelo desde 1998, la Universidad de Música, Teatro y Medios de Hannover (HMTMH). Tras casi cuatro décadas de tenaz e incesante actividad es considerada con méritos su impecable ejecutoria, lejos del apetito y del bombo mediático, la suya ha sido dedicada a la interpretación y a la enseñanza. Su técnica novedosa consigue un sonido redondo, lleno y de gran amplitud dinámica que el mismo Herbert Von Karajan reconoció “no haber escuchado a nadie esa manera de tocar el legato”.

Comenzó sus estudios de violonchelo a la temprana edad de seis años, realizando su primer debut como solista con tan solo dieciséis para la Orquesta Sinfónica de Osnabrück con la interpretación del Concierto para violonchelo en La menor de Saint-Saëns. Una frenética carrera como concertista a sus espaldas lo ha consagrado como un violonchelista de referencia, colaborando con directores de la talla de Claudio Abbado, Herbert von Karajan, Wolfgang Sawallisc, Sir Georg Solti, Rudolf Buchbinder, Pascal Devoyon, Bernd Glemser, Christian Zacarias, Dong-Suk Kang, Frank Peter Zimmermann entre otros.  Asimismo, sus grabaciones en CD han sido elogiadas por la crítica más selecta. Consideradas como auténticas joyas de la interpretación ha trabajado con prestigiosas productoras discográficas como Audite, EMI Classics, MD+G o Ambitus, siendo un ineludible referencial a nivel mundial. Ha recibido distinguidos premios internacionales en su larga carrera, pero pese a ello, su gran humanidad le hace más excelso si cabe, pues solo los grandes como él saben “dar lo mejor de ti a los demás”. Su profunda preocupación por los demás le ha derivado a la enseñanza, la cual le ha conferido la estabilidad y el sosiego tras una ajetreada vida profesional dedicada a la interpretación.

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¿Cómo descubriste la música clásica y por qué tomaste la decisión de tocar el violonchelo?

Descubrí la música clásica gracias a mi madre, quien tocaba varios instrumentos como la flauta, el piano y el violonchelo, aunque no se dedicó nunca a la música profesionalmente. Yo me incliné por el violonchelo porque sencillamente lo veía desde los ojos de un  niño como un juguete muy grande, entonces era  como un juego.

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¿Cuándo fue aquel momento en que tomaste la decisión de dedicarte plenamente al violonchelo?

Me costó decidirme a nivel profesional. Tendría entre dieciocho o diecinueve años, entonces estaba realizando el servicio militar, periodo que recuerdo como una “época terrible” porque me sentía como en una cárcel, encerrado entre cuatro paredes, parecía que me habían robado mi libertad, pero ese fue el detonante para dedicarme a la música. Mis comienzos fueron como integrante de un cuarteto de cuerda dentro del servicio militar, realizando numerosos conciertos fuera del cuartel y ello suponía para mí una forma de evadirme. Cuando acabé el servicio militar decidí estudiar cello con Paul Tortelier pero por determinadas circunstancias acabé estudiando con André Navarra durante un semestre. Descubrí que tanto su técnica como su enseñanza no me agradaban, siendo para mí una mala experiencia que incluso me condujo a dejar durante un tiempo el cello. Me fui a Múnich donde comencé mis estudios de arquitectura y posteriormente ingresé en la Orquesta de Cámara con Claudio Abbado. Ésta fue una etapa dura por la gran carga de trabajo que conllevaba el compaginar mis estudios de arquitectura con las numerosas giras por todo el mundo, entonces llegó el momento de decidir de nuevo, esta vez elegí quedarme definitivamente con el violonchelo.  Yo había oído hablar de la violonchelista Karine Georgian y deseaba estudiar con ella en Londres, pero me concedieron una beca de estudios en Dethmold donde casualmente estaba K. Geogian sustituyendo a André Navarra.

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¿Qué te aportó Karine Georgian a nivel técnico y en qué repercutió en tu carrera profesional?

A Karine la recuerdo como una mujer fantástica y maravillosa; fue la primera persona que me dio una explicación y un razonamiento holístico de la música donde todo estaba integrado en un todo. Se trataba de tener una mayor conciencia de uno mismo y de su entorno, donde todas las partes de tu cuerpo se encuentran involucradas en el fenómeno técnico. Es entonces cuando podemos llegar a experimentar la belleza, el orden, la armonía, es decir, llegar a un estado de paz interior consiguiendo una sonoridad como jamás había conseguido anteriormente. Nunca más volví a padecer dolores ni lesiones musculares y/o articulares gracias a esta nueva concepción de la música. Fue ella quien me aportó la base sólida para construir mi propia edificación técnica y sin límites para tocar el cello, pero luego tuve que ser yo quien me fui desarrollando y construyendo ilimitadamente. El principio es duro, parece muy lento pero los resultados son inimaginables, al contrario de otras técnicas como la del Sr. Navarra en las cuales entras en una espiral de limitaciones y de dolores físicos por problemas técnicos, como padecí yo. Acabé mis estudios superiores de violonchelo en tan solo cuatro semestres. Cuando Herbert von Karajan me escuchó dijo: “no haber escuchado a nadie esa manera de tocar el legato” y me invitó para tocar con él en el Festival de Salzburgo pero finalmente no pudo ser porque desgraciadamente falleció tres semanas antes.

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¿Qué es lo que más has podido aprender de todas las formaciones por las que has pasado y qué ha podido resultarte relevante en tu formación como músico?

Estuve dos años viviendo en Nueva York, y durante ese periodo escuché todo lo que pude al pianista rumano Radu Lupu. Escucharlo y observarlo me resultaba asombroso e insólito como movía sus dedos en el teclado hasta el punto de hacerme olvidar que estaba tocando las teclas de un piano. Daba tanto de sí mismo, daba tanto de su interior que el piano no resultaba ninguna traba entre él y el piano, eso me hizo meditar al respecto. Queremos tocar todo dentro de nuestro entendimiento intelectual, y ello va en contra natura porque nuestro intelecto no es más que una pequeña porción de tu parte espiritual, la cual es inconmensurable, eso mismo es lo que ha hecho diferente a los grandes compositores de la Historia de la Música. J. S. Bach estaría en el pedestal entre todos los genios porque siento que él también estaba conectado con algo realmente especial y diferente a los demás, dejándonos un legado musical realmente sublime.

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¿Quién es tu compositor favorito para interpretar y cuál fue tu concierto más trascendental en tu carrera profesional como concertista?

Sin duda alguna Bach estaría en un pedestal, en el puesto más elevado, pero Brahms es otro de mis favoritos porque si le escuchas te das cuenta que cada obra suya es como una obra de arte, pero elegir es complicado porque hay mucho repertorio. Cuando en una entrevista para la televisión me preguntaron cuál es el concierto “top” en mi carrera, yo me enojé porque para mí siempre el siguiente concierto es el mejor, no existe solo uno, porque aunque no te guste la pieza que tienes que interpretar la debes de tocar como si fuera la más bella del mundo, si no, no te dediques a esto, porque ello te convertiría en un mal músico. Es lo que les cuento a mis estudiantes.

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¿Tú faceta como profesor te ha aportado más que tu trayectoria como solista?

Cuando trabajas como solista y das cerca de setenta u ochenta conciertos al año, te das cuenta de que es un trabajo muy solitario. La decisión de casarme y de tener una familia me hizo recapacitar al respecto y dejar de lado los excesos. La enseñanza me aportaba la tranquilidad y el sosiego que necesitaba porque: conciertos, familia y enseñanza… no puedes llevarlo todo a la vez.

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¿Cómo ves es el nivel del alumnado en el Conservatorio Superior de Música de Valencia y que impresión te han causado?

Tienen un nivel bueno. Son encantadores, muy abiertos y dispuestos a aprender. También tienen un buen edificio y unas buenas instalaciones que deben de valorar. En general, los jóvenes de hace quince o dieciséis años podían concentrarse y tocar entre tres y cuatro horas diarias, pero actualmente no aguantan más de una hora y media o dos. Por ello, han perdido el contacto consigo mismos, no tienen conexión con su cuerpo y no saben quiénes son realmente porque están más pendientes de otras cosas. Demasiado manipulados por Facebook, internet, Instagram,…no saben comunicarse cara a cara, siempre se esconden detrás de algo. Simplemente tienen que saber responder a una pregunta en la vida: ¿cuál es la única cosa de la cual la gente podría beneficiarse de lo que soy? Si saben responder a esta pregunta tendrán éxito porque siempre habrá alguien que pueda beneficiarse de ello. La gente está pendiente del exterior y están manipulados, no son libres porque están capturados por lo material y no son realmente conscientes.

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Entonces, cuál sería la máxima del éxito para ti.

El éxito está en dar lo mejor de ti a los demás cada día, ser consciente de ello y responsables de cada uno de nuestros actos, entonces seremos más felices, más creativos, más libres y mejores. Es muy importante la comunicación con los demás y con uno mismo, pero también hay que conectar con la propia naturaleza, pues en ella está la verdadera respuesta de la vida. La música es capaz de aumentar nuestras capacidades, nuestra conciencia y de hacernos mejores y más felices.

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¿Qué consejo les transmitirías a los jóvenes estudiantes que desean dedicarse a la música?

A los jóvenes de hoy les formulo la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que deseáis hacer en la vida? Deberían saber contestarla pero eso no es suficiente. Lo primero que deben de hacer es invertir en ellos mismos, estudiar todo lo posible, asistir a clases, cursos o talleres e intentar conseguir un desarrollo personal. Hace diez años tuve una experiencia en la vida que me hizo recapacitar respecto a ella, me rompí el dedo y durante cerca de media hora estuve en un estado de concienciación diferente que me hizo entender las cosas y verlas diferentes. Son dos los consejos que deseo transmitirles a los jóvenes estudiantes: el primero, es que tengan conciencia de ellos mismos, y el segundo, es que cada día consigan ellos mismos la fuerza para hacerlo mejor, es la única forma de avanzar y evolucionar uno mismo, pues sin crecimiento no hay progreso y no te desarrollas, porque cuando algo no crece en la naturaleza, muere. Aptitud, aptitud en la vida, tener valentía e invertir en uno mismo.

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