“NO SOY ANÓNIMA”. Con voz propia en la literatura

 

Por Vicente Sanchis

El pasado 8 de marzo, con motivo de los actos conmemorativos del Día de la Mujer, se desarrolló la conferencia No soy anónima”, a cargo del profesor Vicente Sanchis.

La charla comenzó poniendo en valor la importancia del lenguaje. El uso del lenguaje, dijo Vicente Sanchis, es fundamental a la hora de establecer una manera de ver las cosas en la vida. Lo que decimos cuando hablamos forma parte de nosotros. En este sentido, nos dice, es esencial que enfaticemos en el uso del lenguaje inclusivo. Esto ayudará a visualizar el género femenino y por ende a transitar el camino de la igualdad.

En un momento de la charla, el profesor Sanchís manifestó la existencia de una tendencia a pensar que existe una literatura de hombres y otra de mujeres. Preguntó a los asistentes qué pensaban al respecto. No hubo respuestas claras en un sentido u otro. Seguidamente, se leyeron fragmentos de obras literarias para ver si, los allí presentes, éramos capaces de adivinar si sus autores eran escritores o escritoras. No se pudo observar un estilo que indicara si el fragmento era obra de los primeros o de las segundas. Finalmente, el conferenciante señaló que la literatura no tiene género: no tiene sentido, advirtió, pensar que la literatura es diferente si está escrita por una mujer o por un hombre.

Sin embargo, conforme fue transcurriendo la sesión, se observaba cada vez con más evidencia que la diferencia entre la literatura escrita por mujeres y por hombres era la desigual forma en que había sido tratada. Desde tiempos pasados, también las escritoras sufrieron el peso del machismo en su en el ámbito literario. Existen muchos ejemplos en los que las mujeres usaron seudónimos para ocultar la autoría de sus obras. O, como decía la escritora británica Virginia Woolf (1882 – 1941) “mucha de la literatura anónima era escrita por mujeres que no podían firmar su obra por el hecho de ser mujeres” ¿Cuántas obras se habrán quedado en los cajones porque los editores (casi siempre hombres) pensaban que la literatura femenina no tendría éxito de ventas?, se interroga Vicente Sanchis.

Para ejemplificar esta casuística, recordó a Laura Albert que firmaba como J. T. Leroy, a las hermanas Brönte (Charlotte, Emily y Anne) que firmaban como Currer, Ellis y Acton Bell respectivamente, a Amantine-Aurore-Lucile Dupin conocida por Georges Sand (gran amiga de F. Chopin); también, que George Elliot realmente era Marian Evans o que la española Caterina Albert sustituía su nombre por el de Víctor Catalá. Igualmente, la conocida J. K. Rowling autora de Harry Potter, firmó algunas de sus obras como Robert Galbraith.

Y si nos trasladamos al mundo del teatro, ¿cuánto tiempo (siglos) hemos tenido que esperar para que se representen obras de una mujer en los escenarios? En la época de William Shakespeare, las mujeres no podían actuar. En Romeo y Julieta, Julieta era un hombre. Lady Macbeth era un hombre… Dramaturgas del siglo XVII (siglo de oro español) como Leonor de la Cueva y Silva, María de Fallas, Sor Juana Inés de la Cruz, María de Carvajal y Saavedra, Sor Marcela de San Félix (hija ilegítima de Lope de Vega) están completamente olvidadas; como advierte el profesor Sanchis, hoy en día, sus obras no se representan en los teatros.

Afortunadamente, cada vez es más común ver en las carteleras de nuestros teatros obras de otras autoras. En este sentido, encontramos a dramaturgas españolas como Paloma Pedrero (una de las más representada mundialmente), Lluïsa Cunillé o Carmen Resino.  No es de extrañar pues, que gran parte de la temática de la literatura escrita por mujeres está ligada a la represión y a la reivindicación de derechos por la igualdad. En este sentido, se subrayó a la dramaturga argentina Angélica Liddell criticada por la brutalidad de sus textos.

Del mismo modo, se expusieron casos en el campo de la poesía. Se leyeron poemas de grandes autoras olvidadas como la ucraniana Lesya Ukrainka o la rusa Marina Tsvetaeva (la cultura no entiende de guerras), la española Gloria Fuertes -a la que en 1985, ya en democracia, se le censuraron poemas en televisión-, y la argentina Alfonsina Storni, relevante figura en la evolución de la poesía en Sudamérica. Un caso significativo fue el de Kaneko Misuzu, probablemente la poeta más famosa de Japón a raíz del tsunami. El gobierno japonés eligió uno de sus poemas para alentar a la población después del desastre. En su época, a la mujer no se le permitía estudiar; se formó a través de la lectura escondida de libros. Después de su matrimonio, su marido le prohibió el acceso a la lectura quemándole sus libros, le arrebató a sus hijos… Finalmente, Kaneko Misuzu se quitó la vida. Otro caso luctuoso que citó el conferenciante fue el de Delmira Agustini de Uruguay, otra trágica historia. Esta mujer a los 28 años fue asesinada por su celoso marido el cual se suicidó después.

Por otra parte, se ensalzó a la americana Emily Dickinson. No salió nunca de casa. Su padre no le permitía publicar ni escribir. Todo lo que ella escribía estaba guardado en un cajón. Secretamente estaba enamorada de su cuñada. Sólo publicó dos poemas en vida. Uno anónimo y otro con el nombre de su hermano. Fue después de su muerte cuando se descubrieron sus escritos, muchos de ellos dedicados a su cuñada. Asimismo, se elogió a la escritora americana Maya Angelou. Autora con una fuerza humana increíble. Escribió “Yo sé por qué un pájaro en su jaula canta” obra autobiográfica ejemplo de una vida de represión y reivindicativa de la igualdad.

La conferencia terminó homenajeando a Nina Simone con su canción Aint’t got no, I got life: un canto a la vida y a la libertad. Pianista y cantante americana a la que le fueron negados sus estudios de música clásica en la prestigiosa The Juilliard school por ser mujer y negra.

No quisiera terminar esta reseña sin destacar la figura de Vicente Sanchis. Su sabiduría, su pasión por la literatura y la lectura, hicieron que los allí presentes disfrutáramos de una deliciosa jornada que ayudó a visualizar la desigualdad que las escritoras han sufrido a lo largo de la historia.

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