LA SIBIL·LA EN LA ACTUALIDAD

Por Paula Molina, Marina Sarrió, Gracia Llorca y Carlos Grau.

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El pasado 24 de noviembre varios alumnos de Musicología del CSMV tuvimos la oportunidad de asistir a una mesa redonda con motivo de la representación del Cant de la Sibil·la en la Catedral de Valencia. La mesa redonda ofreció una visión multidisciplinar de este drama litúrgico. En ella participaron el historiador de Arte de la Universitat Autònoma de Barcelona, Eduardo Carrero; el escritor y profesor de la Universitat de València, Vicent Josep Escartí; la musicóloga, Maricarmen Gómez de la Universitat Autònoma de Barcelona y el musicólogo y director de Capella de Ministrers, Carles Magraner.

Tras la mesa redonda pudimos entrevistar a Maricarmen Gómez y a Carles Magraner que nos ofrecieron su impresión del panorama de la música antigua en la educación y el público españoles. Finalmente, pudimos asistir al ensayo general del Cant de la Sibil·la que se celebró aquella misma noche en la Catedral de Valencia.

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Entrevista a Carles Magraner

¿Qué es lo que más le ha atraído de la música antigua para especializarse en su estudio?

Encontrarme con la música antigua fue una casualidad. Lo que más me atrajo de ella fue  el contraste de sonoridad que tiene con respecto al repertorio clásico, ya que el timbre de los instrumentos y la manera de cantar son diferentes. Además, la manera de trabajar también difiere del repertorio clásico. Esa casualidad fue fundamental, ya que me permitió descubrir nuevas músicas y explorar todo un mundo de repertorio que el conservatorio no me dio la posibilidad de conocer.

Remontándonos a sus inicios como violagambista, ¿ha observado un cambio social en cuanto al consumo y la percepción del público hacia la música antigua? ¿Qué factores cree que han influido en este cambio?

Pues fíjate que cuando empezábamos a tocar éramos casi más gente tocando que de público, no había mucho hábito de escuchar música antigua. Y ahora nos damos cuenta que en cada concierto que hacemos ya hay un público muy habituado, un público que nos viene a seguir. Es muy gratificante ver que la gente incluso entiende, te habla del disco que grabaste o te comenta si vas a tocar este repertorio u otro. Por ejemplo, al ensayo de la Sibil·la de hoy vienen 2000 personas y, al fin y al cabo, es un concierto de música antigua. Esto, hace años, era muy difícil en Valencia, cuando en otros países sí que existe desde tiempo atrás una cultura de la música antigua.

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Ensayo general del Cant de la Sibil•la. Foto: Paula Molina González.

¿Qué es lo más difícil de representar en el Cant de la Sibil·la? ¿Ha supuesto un reto en algún aspecto en particular?

Bueno, lo más difícil ha sido el hecho de que involucra a mucha gente. Pensemos que no es una partitura escrita y, por ejemplo, en los ensayos voy cambiando instrumentaciones, disposiciones en el escenario… La música antigua también permite un punto de creación y experimentación muy interesante y atractiva…  Pero eso es lo más difícil. Sobre todo hacerlo inteligible a la gente, que lo disfrute, es decir administrar los recursos que tenemos para hacerlo entendible y de gusto para el público.

¿Cómo resumiría su experiencia tras la realización de este proyecto?

Es agotador, pero muy gratificante. Sobre todo porque viene gente muy distinta. La posibilidad de dirigir al Coro de la Generalitat es única. Lo mismo con la Escolanía.  Es un placer ver cómo responden a un gesto, cómo todos juntos podemos hacer música. La complicidad que se crea entre todos, entre los cantantes y los instrumentistas, entre todo el colectivo implicado en el proyecto… Los actores también son una parte muy importante en este espectáculo, sin ellos no existiría la teatralidad de este tipo de drama litúrgico. Y, finalmente, ver como todo este esfuerzo tiene una respuesta en el público.

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Entrevista a Maricarmen Gómez Muntané

¿Qué es lo que más la ha atraído de la música antigua para especializarse en su estudio?

Eso fue pura casualidad. Me ofrecieron una beca. Yo quería trabajar en música de tránsito del siglo xix al xx. Pero me dijeron que la beca era para música medieval y acepté. En un principio no era mi idea. Es decir, lo que me gustaba era otra cosa. Y luego, poco a poco empezó a gustarme.

Lo que sí me gustaba era el arte medieval, desde siempre. Luego te vas entusiasmando y vas entrando en ese mundo.

En cuanto a su experiencia como docente, ¿ha observado un incremento en el interés académico por parte del alumnado en la música antigua?

Es muy difícil de contestar, porque hay muy pocos alumnos, pero desde siempre.

Desde hace treinta años, que empecé a enseñar, hasta hoy en día, la gente se siente mucho más atraída hacia la música a partir del siglo xvii. Eran otros tiempos, y se conocía muy poco de la música antigua, ya que si estudias en un conservatorio, gran parte del repertorio es otro. Por ello, ves a los alumnos y no han cambiado nada. Aunque hoy hay conservatorios que sí enseñan instrumentos históricos, sobre todo del Barroco; Renacimiento y medieval hay contados con los dedos de la mano, la gente que se interesa ya es gente de más edad. No son chicos y chicas de veinte años, se aproximan más a la treintena y estos ya vienen con la reflexión y las ideas claras.

Es lo que hay. Minoritario, absolutamente minoritario.

Al ser relativamente reciente la incorporación de los estudios de musicología y música antigua en sus respectivos centros, ¿considera que se enfocan adecuadamente para formar futuros profesionales?

No. Esto costaría muchísimo de explicar. Como intérprete, cuando estás en la ESMUC u otros que enseñan interpretación de música antigua, diría que sí estás bien dirigido a la interpretación de un instrumento. Cuando estás en una universidad, en ese tipo de repertorio que es musicología en sí, deja mucho que desear.

Esto se está actualizando en unos estudios humanísticos de tan poca importancia como es la musicología, algo minoritario y que está en poquísimas universidades. Estamos anclados en el pasado.

Hoy en día, tal vez conozco una universidad, la Pompeu Fabra, que ya anda mezclando la musicología con la ingeniería. O bien eres intérprete musicólogo, pero intérprete en serio de música antigua, es decir, justificas absolutamente todo lo que haces, investigas, justificas e interpretas. Esa es una opción. Y la otra es el análisis de todo el sonido, desde la ingeniería del sonido, producción y por otra parte la informática. Todo lo que nos viene encima que son las nuevas ediciones musicales para la red. Eso es lo que viene ya, lo que se está haciendo.

Que yo sepa solo hay una sola universidad que forme adecuadamente, que es la Pompeu Fabra y en un nivel de master.

Como estudiantes de musicología que somos, nos interesa mucho el trabajo que hace con los grupos de música antigua para la recuperación de repertorio medieval hispano. Nos gustaría preguntarle por esta faceta. Como musicóloga, cuando trabaja con un grupo, en este caso Capela de Ministrers, ¿cómo lo hace, qué pautas sigue, en qué aspectos les ayuda?

Eso depende de los grupos. Para trabajar a este nivel tiene que haber una relación de amistad, sino no te entiendes.

Otra gente te puede pedir una partitura, o te pueden encargar hacer un comentario. Pero para guiar un poco, intercambiar ideas, hace falta una amistad. En el caso de Magraner, él siempre ha sido de preguntar cosas y yo aprender cosas. Lo que busca básicamente es cambiar repertorios y buscar novedades que se adecuen a lo que necesita, así como justificarlo.

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Alumnos del CSMV con Maricarmen Gómez y Eduardo Carrero. Foto: Paula Molina González.

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